Creyeron ciegamente que por fin alcanzaron ese momento de paz en sus vidas, que podrían disfrutar de los nuevos recuerdos alegres y tranquilos como tanto habían anhelando. Pero como una densa nube gris apagando el sol, una indeseada advertencia lleg...
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Aterricé con delicadeza sobre el suave colchón siendo acompañada por el castaño quien no demoró en capturar mis labios con los suyos, los besos se fueron intensificando permitiéndonos degustar la pasión todavía latente entre nosotros. Lentamente fuí inclinando mi cuerpo hasta quedar recostada por completo en las mantas, Jeongin quedó posicionado sobre mí apoyado sobre su brazo izquierdo para no aplastarme del todo, mientras tanto la mano libre no tardó en recorrer mi muslo derecho subiendo lentamente hasta deslizarse dentro de los shorts de seda que traía puesto esa noche como pijama.
Ahogué un leve suspiro al sentir una mano intrusa tocando la pequeña tela que cubría mi entrepierna, la respiración comenzó a volverse más pesada y la sangre comenzó a fluir con mayor rapidez por las venas.
──Esta vez me aseguraré de recompensarte como es debido ──Pronunció clavando sus oscuros ojos dilatados sobre los míos suplicantes.
──Disfrutémoslo al máximo ──Contesté volviendo a encontrarme con su boca.
El apasionado beso fue subiendo cada vez más de nivel dando paso a un baile salvaje y desenfrenado entre ambas lenguas, la mano de antes siguió husmeando en mis prendas inferiores hasta que los finos dedos encontraron ese lugar que me podía descontrolar con tal solo presionar un simple botón. Y cómo si Jeongin leyera mis pensamientos, dos de sus dedos no demoraron en deslizarse dentro aprovechando la humedad de la zona, comenzó a moverlos de adentro hacia afuera.
Solté un sonoro gemido al sentir ese toque interno que tanto anhelaba. Mientras estaba siendo torturada por sus dedos, rápidamente me despojé de la delgada camisa dejando mis pezones punzantes y expuestos al zorro hambriento. Él no tardó en comprender lo que quería, ya que desalojó mi área íntima temporalmente para deshacerse de la ropa y poder tener mejor movilidad. Relamí mis labios deleitada con la perfecta vista.
Llevé mis manos hasta los shorts dispuestas a quitarlo lo antes posible junto con la ropa interior, pero rápidamente una de mis muñecas fue retenida con firmeza apenas toqué la fina seda.
──Detente, yo lo haré todo por ti ──Pronunció de manera dominante.
Ese tono de voz tan áspero y sensual provocó que un fuerte escalofrío recorriera cada célula que componía mi ser.
──Adelante, pancito ──Contesté volviendo a recostarme de espalda sobre la cama.
Con un rápido movimiento de su parte en menos de un segundo ya me hallaba totalmente expuesta ante sus preciosos ojos, sin apartar nuestras miradas su mano derecha viajó hasta el cajón de la mesita que había justamente al lado de la cama sacando de ahí el pequeño empaque que contenía el preservativo masculino.
Las palpitaciones intensas comenzaron a atacarme ferozmente, ni siquiera noté el momento en que terminó de colocárselo cuando ya estaba nuevamente sobre mí arrestando mi boca con la de él.
