Capitulo 10.5

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La tensión en el bosque era palpable mientras avanzaba hacia los dos hombres vestidos de negro. ¿Quiénes eran? ¿Por qué seguían apareciendo en ese lugar? Las ramas obedecieron mi gesto, enredándose alrededor de sus pies y brazos, inmovilizándolos. Su intento de huida fue en vano.

Aria, estaba en algún lugar cercano, y su seguridad dependía de lo que descubriera aquí.

Los hombres luchaban, pero sus ojos reflejaban miedo. ¿Qué sabían? ¿Qué oscuro propósito los había llevado de vuelta al  bosque ? Mi corazón latía con urgencia mientras me acercaba, decidido a obtener respuestas.

Las ramas apretaron su agarre, y uno de los hombres gimió de dolor.

-“¿Quién eres?” pregunté, mi voz resonando con autoridad. “¿Por qué están aquí?”

El hombre que parecía más joven me miró con ojos desafiantes. “No diremos nada.”

Sonreí con malicia. “Entonces, tal vez prefieran enfrentar las consecuencias de su silencio.”

La tensión dentro de mi se intensificó mientras los hombres luchaban por respirar. Sus palabras resonaban en mi mente, y la ira ardía en mi pecho. ¿Un cuerpo?. Ellos debían de estar hablando de Aria.

“¿Quién quiere asegurarse de que esté muerta?” pregunté, mis ojos clavados en los suyos. “¿Quién los envió?”

El hombre más joven jadeó, y su voz tembló. “No podemos decirlo. No podemos…”

Los asesinos, atrapados por las ramas retorcidas, no tenían más opción que hablar. Uno de ellos, con lágrimas en los ojos, confesó: “Nos contrataron para matar a una chica y la abandonamos aquí”.

Mi voz se volvió más dura: “¿Qué más saben?”. La respuesta fue temblorosa: “La persona que nos contrató quería una prueba. Alguna foto del cadáver, supongo”.

El dolor se intensificó mientras apretaba aún más las ramas. Un chasquido resonó en el aire, y uno de los asesinos gritó.

Sus ropas desgarradas y manchadas de tierra eran un testimonio de lo que les estaba haciendo.

-“¿Quiénes son ustedes?” pregunte con  voz firme y decidida. “¿Por qué intentaron matarla.

Apreté los puños. No podía permitir que dañaran a más nadie.

-“Somos… somos solo mensajeros”, tartamudeó uno de los hombres, el hueso de su pierna rota sobresalió de su ropa . “Nos enviaron para… para hacer el trabajo.”

-“¿Quién los envió?” pregunte de nuevo.  “¿Quien queria verla muerta".

El otro hombre, al borde del colapso, miró al suelo. “Recibimos un correo anónimo. Fotos de ella, una dirección. Nos pagaron por adelantado, y luego, cuando les enviamos la prueba de que habíamos cumplido, nos depositaron el resto.”

Fruncí  el ceño. “¿Y nunca vieron a la persona que los contrató? ¿Nunca se preguntaron quién podría quererla muerta?”

“Es… es lo que hacemos”, balbuceó el hombre herido. “No preguntamos. Solo seguimos las órdenes.”

- " Bien, supongo que no saben más nada".

- " No señor, no sabemos nada "

Hice un movimiento de manos y las ramas se agitaron bruscamente, arrancando las extremidades de los hombres. La sangre salpicó el suelo, manchando mi ropa y la corteza de los árboles. Aunque no fui lo suficientemente rápido para evitarlo, al menos me había deshecho de la escoria.

Ahora solo debía ocultar los cuerpos. Los arrastré hacia un claro y los enterré bajo la tierra húmeda. Pronto servirían de abono para los árboles, alimentando la magia retorcida del bosque.

La tensión en el aire es palpable mientras me cambio, ocultando la evidencia de la sangre derramada. Aria, con su aura de felicidad y belleza, juega con el conejo, ajena a lo que recién había hecho.  ¿Cómo podría explicarle la verdad? ¿Cómo protegerla sin que ella se viera atrapada en esta oscura venganza?

Me acerco a ella, con una sonrisa cuidadosamente ensayada. Las mariposas danzan alrededor de ambos, dándole la bienvenida a ella dentro del bosque . Aria, con sus ojos brillantes, pregunta: “¿Cómo te fue?”

-“Todo está bien”, respondo, ocultando la tormenta que ruge dentro de mí.

Aria frunce el ceño, pero no presiona más. Sé que no puedo arrastrarla a mi mundo oscuro, no cuando he encontrado algo tan puro en ella.

La venganza arde en mi corazón, pero también lo hace el deseo de protegerla. Me prometo a mí mismo que encontraré a los responsables de quererla muerta.

La pregunta sigue resonando en mi mente: ¿cómo podré protegerla sin perderla en el proceso? ¿ Podría querer seguir conmigo sabiendo lo que acabo de hacer  y lo que estoy planificando hacer para llegar hasta el fondo de lo que le hicieron? ¿ Si se entera que ya no hay ninguna amenaza en su mundo se irá o se quedará aquí conmigo?

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