once

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la culpa me comía por dentro, pero no podía sacar de mi mente los besos de mateo que me habían quedado tatuados en los labios.

cuando llegué a casa me tiré en la cama a procesar todo lo que había pasado.

no sabía como sentirme, por un lado, me moría de ganas de besarlo otra vez, la conexión que sentí anoche era algo totalmente nuevo para mi, algo que no había sentido con nadie, se me escapaba la sonrisa cada vez que me acordaba. y no se porque me parecía verlo mas hermoso a él después de lo que pasó. pero por otro lado, me sentía una gran hija de puta, después de saber como se siente que tu pareja te traicione con otra persona, yo hice exactamente lo mismo, convirtiendome en lo que juré destruír.

nunca se me hubiese pasado por la cabeza engañar a martin, o engañar a alguien... pero que era lo que tenía mateo que me hizo actuar de esa manera? y el? por que me besó? sabiendo que yo tenía novio y sabiendo que él nunca se metería en una relación.

demasiadas preguntas corrían por mi cabeza, tantas que me costó mucho dormirme.

cuando me levanté, eran la una de la tarde, no le di importancia hasta que me acordé que hoy tenía la feria de libros que había organizado mi curso, y que yo me encargaba de atender el buffet.

me levanté rapidísimo de la cama, me cambié con lo primero que encontré y salí corriendo a tomarme el colectivo. tenía que estar a las dos y media, y ya me quedaban cuarenta minutos para llegar.

mientras miraba la ventanilla del bondi, me quedé esperando algún mensaje de mateo pero no tenía nada... ayer me despidió con un beso dulce y corto en los labios y no hablamos más.

esperaba que hoy fuera a la feria del colegio.

cuando llegué me estaba esperando una compañera con cara de aburrimiento, y le dediqué una media sonrisa.

—por fin llegás—se quejó ella y me pasó la caja con la plata. —yo manejo la comida, vos la plata.

—bueno— contesté y me senté en la silla sobrante de plástico, esperando a que alguien viniera a comprar.

—son mil ochocientos— le dije a una señora que venía acompañada de una nena, que sostenía muchos libros y miraba con ojos brillantes las porciones de tortas del buffet, sonreí cuando me miró.

la señora me pagó y se fue, con la nena dando saltitos a su lado.

seguí atendiendo gente mientras las horas pasaban y el sueño se me hacía presente de nuevo.

cuando vi que la cantidad de gente ya se había calmado decidí dejar el buffet un rato.

—voy a dar una vuelta, quiero ver que hay—le dije a mi compañera y ella asintió sin despegar la vista de su celular.

dejé la plata bien escondida y me fui a recorrer los puestos, algunos de los que vendían eran mis compañeros, otros eran personas mayores.

cuando llegué al puesto donde vi que estaba en vesta un comic de minecraft y otro del rubius ya sabía quien era el dueño de eso.

—no podes vender eso román— dije dedicandole una sonrisa a mi amigo en forma de saludo.

—ya vinieron como nueve nenes interesados... pero las viejas son unas amargadas y no se los compran—se quejó y solté una risa corta. —que onda vos... chanchita.

me quedé tiesa mirándolo.

—que onda yo? yo nada— contesté algo nerviosa.

—los escuché ayer...— cerré fuerte los ojos y putié para mis adentros.

esperaba algún tipo de comentario negativo de parte de román pero me dijo todo lo contrario.

—bien ahí— expresó con sinceridad— por fin.

—por fin que boludo? me la re mandé— me quejé.

—ya fue alma... a comparación de lo que te hizo martín, esto no es nada, nadie se entera...

—pero está mal.

—si, pero si se lo contas rápido a martin no esta tan mal— lo miré confundida, no me parecía nada bien.

—me da miedo contárselo—confesé. —ósea, tengo miedo de como pueda reaccionar.

román elevó los hombros como si no supiese que más decir, puse los ojos en blanco y volví al buffet a mi puesto de cajera.

volví con la vista perdida en algún punto, en automático y me quedé con el celular sin ver quienes estaban en la fila para comprar.

—mateo no te voy a dar nada si no pagás!— dijo algo molesta mi compañera y levanté la vista para encontrarme con la nuca del morocho.

—pero, somos todos del mismo curso, daaaale ya fue...tengo hambre.

—no.— se quedó firme y mateo chasqueó la lengua.

—ella tiene razón, es perder plata— dije de la nada y mateo se dio vuelta rapido a mirarme. se le dibujó una sonrisa seductora. se me revolvieron cosas en la panza.

—no te pongas la gorra vos también—se quejó y después me dio un beso dulce en el cachete.

—después te doy algo pero que no se enteren— dije refiriéndome a la comida del buffet pero mateo alzó las cejas.

—otro beso?

le di un golpe suave en el hombro y me mordí el labio.

volví a atender y él se quedó a mi lado observando todo lo que hacía y tirando chistes cada rato para hacerme reír.

cuando las horas pasaron ya se estaba por terminar la feria y con mi compañera comenzamos a retirar todo lo de la mesa.

envolví una porción de torta en una servilleta y se lo dí discretamente a mateo sin que mi compañera viera. él me dedico una sonrisa y metió el envoltorio en su mochila. que bobo se le iba a aplastar todo.

para cuando estábamos saliendo del colegio me crucé con un pelirrojo alto, martín.

me quedé tiesa al verlo y ni siquiera me animé a darme vuelta para mirar a mateo.

el miedo me invadió, y si ya se había enterado?

tragué saliva nerviosa y me acerqué a él.

—hola.

—hola alma— dijo algo seco.

—como sabías que estaba acá?

—me contaste hace unas semanas que tenías la feria, te vine a buscar. tenemos que hablar, nunca más me respondiste los mensajes. vamos

esperaba que solo fuera eso lo que teníamos que hablar y asentí lentamente.

—me esperas que me olvidé algo adentro?— mentí y volví corriendo al interior del colegio. mateo estaba juntando las mesas que quedaron con otros compañeros.

se que me vió y trató de ignorarme, ya que él me seguía cuando justo me encontré con martín pero se ve que volvió adentro.

—no sabía que iba a venir— le dije por lo bajo cuando me acerqué a él, con miedo de que se enojara.

—no pasa nada— me sonrió medio triste y no supe que hacer.

—bueno... nos vemos.

—le vas a contar?— me preguntó cuando me di la vuelta para marcharme.

lo miré por encima de mi hombro y le dije que si con la cabeza, aunque no sabía si tenía el valor para decírselo hoy.

mateo volvio a sonreír igual que antes y me fui.

no sabía que hacer.



volviii
como anda la banda?
voten y lean vuelo atrasado
perdon por el capítulo tan corto, anduve bastante ocupada❤️

Mejores Amigos ; TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora