Introducción - Parte 7

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Ness se despertó en medio de la noche y se dio cuenta que no había nadie en su pequeño campamento, aparte de ella.

Hubo un momento de confusión luego de uno de realización.

Kimimaro se había ido, y ella sabia con certeza hacia donde, debía de haberlo sospechado cuando él no opuso mucha resistencia a su decisión de pasar de largo esta fortaleza y en cambio simplemente continuar hacia la frontera, que ahora estaba a solo dos días de viaje a la velocidad de Kimimaro.

Una parte de ella no pudo evitar recriminarse, por no haberle insistido mas que el prometiera que no haría nada, pero que ahora que lo recordaba él nunca prometió nada, simplemente se limito a asentir con esa mirada indiferente en sus ojos.

Se puso de pie, y comenzó a moverse pero de detuvo inmediatamente.

Ella no podía ir corriendo hacia la fortaleza, porque estaba seguro de que si iba a ese lugar mas allá de llegar a ser algún tipo de ayuda, solo terminaría siendo un estorbó.

Moviendo su mano miro la marca que estaba en el dorso de su mano.

Ambos estaban conectados por un lazo tan fuerte que no había nadie, ni de los elfos oscuros o altos elfos que realmente supiera como romper ese lazo, pero ella mismo no estaba segura de cual era el significado de esta marca.

Estaba escrita en élfico antiguo, que ni siquiera su abuela sabia leer.

Entonces, como se supone que debía de ser relación con Kimimaro, hasta ahora lo único que había estado haciendo era recibir la ayuda de este, pero no haber hecho nada para merecerlo realmente, aunque Kimimaro había sido reservado en sus motivos, y solo había mencionado que ella lo había sacado de un lugar, pero nunca dijo nada sobre ese lugar.

Que tan terrible tendría que haber sido ese lugar, para que Kimimaro estuviera dispuesto hacer tantas cosas para agradecerle por traerlo a este maldito mundo.

Ness se sentó en el suelo, y espero, pero se dio cuenta con una dolorosa realización, que era lo único que podía hacer.

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Kimimaro se paro sobre el cadáver un hombre, colocando su pie sobre su cabeza.

Su rostro había sido manchado de sangre, y su ropa de la misma manera, los gritos se habían detenido, y solo la muerte estaba rondando por la calles de esta ciudad.

Había visto por lo menos doscientos humanos, que no parecían formar parte de Kuroinu, supo que eran los habitantes originales de este mundo, camino y se detuvo en un momento, en el centro del pueblo vio algo que incluso provoco que Kimimaro se detuviera.

Había al menos 20 mujeres tendidas en el suelo, con sus cuerpos desnudos, Kimimaro las miro por un momento, antes de continuar con su camino hacia al castillo.

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Camino hacia las puertas del castillo, pudo notar que había un muro que rodeaban la edificación de unos 4 metros de alto, probablemente de un metro de espesor.

Kimimaro noto que a diferencia de la robusta puerta de madera y metal que cubría la entrada principal de la ciudad esta contenía una reja metálica bellamente adornada.

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⏰ Última actualización: Aug 25 ⏰

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