Capítulo 03: Un Chico Enmascarado.

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Al día siguiente la tripulación se iba a celebrar la bienvenida de la nueva integrante. O sea, de Elisabeth. Pero la joven se negó y dijo que se quedaba en el barco a practicar su defensa con la espada. CJ, asombrada por el carácter de Elisabeth, dijo que le parecía correcto, pero que sería raro celebrar su bienvenida sin ella y que era su decisión:

— Volveremos pronto, no la cagues.—Dijo la mujer.

Durante su práctica en el barco, la joven oyó una voz masculina y grave, se dio la vuelta y vio a un chico apoyado en una valla del puerto. El joven era rubio, con el pelo rizado, de piel blanca y ojos marrón avellana, que vestía con un traje muy elegante:

— Uhm, bonito barco, que pena que no fuese tuyo.— Ambos se miraron, y Elisabeth se encontró un tanto confusa — Me imagino que eres una esclava de la famosísima pirata CJ. Lo digo por el tema de estar practicando en un barco, sola. La verdad es que no sé como una dama tan hermosa como usted acabase siendo una esclava de la piratería.— Dijo él.

— Perdona, pero... ¿Nos conocemos acaso?

— Perdonada. Y yo a ti sí te conozco, señorita Elisabeth. Me llamo Félix Luxeberg, hijo de una familia millonaria que te puede hacer feliz en muy pocos segundos.—Dijo el chico.

Elisabeth puso los ojos en blanco y siguió con lo suyo. Pero Félix no se daba por vencido, quería conseguir el corazón de la joven dama, fuese cómo fuese, así que se le ocurrió una idea que la haría cambiar de opinión:

— Por cierto, solo por si te interesa, esta noche hago una fiesta de disfraces en mi casa, está en una montaña más vieja que yo qué sé. Bueno, ¿te apuntas?.— Dijo Félix.

Elisabeth pensó que no pasaría nada por pasárselo bien, así que aceptó. Félix sonreía. Al llegar la noche, Elisabeth fue a aquella fiesta muy arreglada, se puso el vestido favorito de su madre, que era de color rojo con varias capas de telas negras con unas curvas líneas doradas en los bordes. El vestido no tenía casi nada de volumen en sí. Se puso una máscara a conjunto, un moño con una tiara y maquillaje para hacer destacar su mirada y sus voluptuosos labios.

Al entrar en aquel enorme palacio, vio que todos iban también con máscaras. Elisabeth intentaba evitar a todo el mundo, ya que no sabía diferenciar quién era Félix y he de decir no es que le hubiese caido muy bien en un principio a Elisabeth. De repente, entre la multitud, alguien decía en un tono alto:

— ¡Ey! Aquí está la persona a la que yo quería ver.— Dijo. Era Félix, agarró del brazo a Elisabeth y se la llevó a una esquina de la habitación dónde había un buffet libre, y un chico. Un chico de piel morena y cabello medio corto de color castaño oscuro, vestía con un traje muy elegante azul oscuro, muy oscuro, conjuntando con la máscara. Elisabeth sentía mariposas, se sonrojaba, pero la joven no quería mostrarse interesada, así que, se acercó e hizo una reverencia en forma de saludo:

— Hola, soy Elisabeth. Encantada de conocerte.

— Igualmente, soy Diego. Diego González— Con eso se sonrieron el uno al otro y cogieron un vaso con su bebida.

Félix se despidió de ellos para ir a darle la bienvenida al resto de invitados. Entonces, Diego aprovechó, agarró el brazo de Elisabeth y se la llevó a un balcón en la segunda planta:

— ¿Por qué me traes aquí?

— Quiero conocerte, y ya me estaba agobiando con aquel ambiente lleno de gente, creía que iba a ser imposible poder hablar tranquilamente contigo, por eso te traigo aquí.— Dijo Diego. Elisabeth sonrió, al darse cuenta de sus expresiones se giró rápidamente y puso sus manos en sus cálidas mejillas:

✶ 𝐇𝐢𝐣𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐋𝐮𝐧𝐚 ✶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora