eins

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— ¡Yo quiero! — Pavel abrió sus ojos y un brillo irradió en estos, como estaba sujeto al brazo de su novio con la mano lo pellizcó levemente llamando su atención, cuando tuvo los ojos marrones posados sobre él apuntó directamente al hombre que yac...

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— ¡Yo quiero! — Pavel abrió sus ojos y un brillo irradió en estos, como estaba sujeto
al brazo de su novio con la mano lo pellizcó levemente llamando su atención, cuando tuvo los ojos marrones posados sobre él apuntó directamente al hombre que yacía a unos metros de ellos.

Él mayor se encontraba atendiendo un humilde carrito de algodón de azúcar y a su alrededor se concentraba una considerable multitud de gente, tanto niños como adultos.

— ¿Pero no acabas de comerte un helado? Es mucha azúcar, pavel— le recordó un poco reprochante él menor.

Pavel hizo un puchero y alzó la vista.

Pooh ya se conocía ese mirada, empezando por esos abultados labios, sus cejas semi-arqueadas y los ojitos de cachorro que adoptaba, definitivamente usaba la famosa táctica conociendo a la perfección que era su debilidad. Pero no podía culparlo o enojarse por eso, pavel de por sí era una máquina de ternura andante.

Y eso que le molestaba. — Por favor, pooh—Él mencionado suspiró y asintió, al instante
su cuerpo fue tambaleándose para atrás debido a que él mayor se había abalanzado
contra él en un fuerte abrazo —. ¡Gracias, te quiero mucho! ¡Mwah! — los labios rosados de el Tailandés  mayor impactaron contra sus pequeñas mejillas.

Y Pooh sonrió un poco sonrojado —. De acuerdo, vamos por ese algodón de azúcar.

Compraron el dulce y buscaron la banqueta para sentarse a disfrutar de este.

Pavel le había ofrecido arrancando un pedacito y jugueteando con este como si se tratara de un avión cerca de los labios de él blanco, claro que pooh no podía negarse. Primero porque sabía que neret se sentiría un poco mal, con lo cariñoso que era rechazarle un gesto significaba algo negativo para él, y segundo, porque ya le hacía faltar endulzar su sistema aunque sea un poquitín. Se sentía tan amargo consigo mismo desde hace bastante.

No se quería mostrar en tal humor frente a su novio, pues hacerlo sentir culpable era el menor de sus objetivos.

Pero, maldición, era desesperante.

— Amo el algodón de azúcar, es interesante como se deshace en tu boca al poco tiempo de meterlo en esta —. comentó pavel mirando al frente y el viento la golpeaba ligeramente, moviendo sus finos mechones, Krittin observando cada detalle del perfil de él mayor.

Vaya que Pavel era sumamente hermoso, y verlo comerse esa nube de azúcar obstruía los sentidos de Pooh

"El algodón de azúcar se deshace con todo tocar la humedad de tu lengua" Este dato resonaba en su cabeza, dejándole con la duda en qué tal sería para Pavel la experiencia de probar algo diferente al azúcar.

— Amor...








Nuevamente he vuelto con una nueva historia, gracias a kiuthlyzpor permitirme adaptarla, espero que les guste tanto como a mí 💕

Candyfloss [Poohpavel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora