Déjame y continuo con mi "historia"
A pesar de siempre ir un paso atrás nunca fui una persona muy pesimista, talvez deba seguir vivo para seguir atormentándome o simplemente existir, la verdad es que no quería hacerme la pregunta sin respuesta de siempre eso de que ¿Cuál es mi razón de vida?
A todos les gusta ser muy dramáticos y afligirse con preguntas que les quita la estabilidad, creo que aquí postrado en esta cama el preguntarme para qué estoy vivo me haría probablemente reírme o llorar.
De un momento a otro me entra la risa, me rio duro, hasta que me duela el estómago, me era graciosa la situación es que yo aún no me siento viejo, pero mírame, si no puedo ni caminar, había perdido la habilidad de caminar desde hace dos años, tenía una enfermedad genética de la cual había sido imposible escapar.
Me he quedado dormido entre tanto pensamiento que va y viene, de repente me he despertado sintiendo una caricia en mi mejilla, cerraba los ojos muy fuertes no quería despertar sabía que era ella...
Yo no me consideraba un hombre como mucha suerte, aunque más de una vez sí que la tuve, había conocido a Esmeralda, una mujer que marcó mi vida, de esas personas que recuerdas con una sonrisa, la extrañé durante mucho tiempo, ella había dejado una huella en mi vida que siempre me recordaba que una vez más siempre perdía.
A Esmeralda, bueno le de cariño le llamaba Esmi, la conocí en una fiesta terminado la universidad, habíamos sido algo jóvenes para compartir el inicio de nuestras vidas adultas, pero después de esa aburrida fiesta ella se me acerco a preguntarme si estaba solo, pues claro no era yo de esos que se rodeaban de muchas personas, pero ella amablemente me dijo que si quería algo de tomar, talvez mi estilo de nerd le había llamado la atención, la recuerdo bien a pesar de los años, esa noche la vi venir con un vestido verde de verano, tenía el cabello castaño claro y dos hermosos ojos verdes, como olvidar su piel blanca, su nariz pequeña y labios delgados, era alta y delgada, esa noche creía que era un ángel el que me había invitado a beber un poco, me quedé mudo, inmediatamente noté que era de esas personas que se creía muy mayor para su edad, tenía sueños gigantes pensé al instante cuando en menos de treinta minutos me había contado que soñaba con recorrer el mundo, no tenía miedo de nada hasta que después de un tiempo había notado que siempre me decía -Rodrigo tengo miedo de quedarme estancada-Su carrera de traductora la había hecho viajar mucho, siempre me contaba todo, éramos buenos amigos, compartimos muchas primeras veces.
El primer año había sido fácil, ella viajaba por su trabajo y yo había encontrado un trabajo de medio tiempo en un restaurante mientras terminaba la universidad, en casa todo siempre lucia ordenado, demasiado orden, parecía que no había dos personas viviendo en ese pequeño apartamento, por las noches terminaba de estudiar y la escuchaba llegar cansada, se duchaba y se quedaba a veces dormida en el sofá, siempre la miraba en silencio mientras ella solo estaba ahí con los ojos cerrados, era simplemente hermosa.
Ella había sigo la única mujer que me entendió o talvez me amaba de verdad hasta que un domingo a punto de caer el anochecer me miro de esa forma en la que la que miras cuando ya no sientes nada, me dijo que se iba, yo creí que ya ella no estaba ahí desde hace mucho tiempo, nos terminamos excusando con la frase famosa que dicen todos, que había sido la rutina, hasta que tiempo después me enteré que su rutina ya tenía otro nombre.
Ella y yo siempre habíamos sido eso, ella y yo, la había amado de verdad, pero no sería yo la cadena que la ataría a una mala vida, nadie merecía eso y menos ella. Nos separamos, recuerdo que fui yo el que empaco todo al dia siguiente, no discutimos, no peleamos, esa noche nos fuimos a ir dormir juntos, la abracé toda la noche, sabía que sería la última noche.
No lloramos, no hicimos nada, al final de todo eso se me daba muy bien. Lo peor venía al otro dia, recuerdo pensar toda la noche en lo que le diría, un lo siento no sería suficiente, entre tanto pensamiento me había quedado dormido, hasta que la mañana siguiente como de costumbre antes de irse me dejaba una caricia en la mejilla, ese dia fue más fácil así, se fue ella primero y me quedé ahí, sintiendo su mano cálida en mi mejilla.
No dijo nada, no hubo drama ni cosas que reprochar, creo que no valía la pena, talvez su corazón nunca fue mío y sólo nos acostumbramos a estar juntos.
Esa mañana me había dejado el café listo con una nota que decía:
Lo siento Rodrigo, espero que todo mejore.
-Permiso- escucho la voz de la enfermera nuevamente entrando a mi habitación, lucia más cansada que lo normal, venia acompañada de otro hombre, uno alto y serio que solo me dio una media sonrisa. Supongo que debían ayudarme a levantar el trasero de la cama hasta sentarme en la silla de ruedas, claro me esperaba un hermoso paseo por los largos ya aburridos pasillos.
Déjame decirte este era uno de los momentos en donde sentía que mi existencia era insignificante, a la cuenta de uno, dos, tres, me veía acompañado de fuerza bruta para levantar lo que queda de mi cuerpo, no me gustaba la situación, pero no tenia de otra, ya había soportado el inicio de esta enfermedad la cual llevaba prisa por consumir cada hueso de mi cuerpo. Era importante moverme de vez en cuando me decían las enfermeras que me veían desnudo mientras me hacían algún intento de ducha, olvidé ya la sensación que se siente la privacidad, hombre, ¡si hasta me han limpiado el culo!
Después del incomodo movimiento que me recuerda esta triste realidad me dejan sentado en la silla, la enfermera grosera me pone zapatos mientras me quedo mirando los que algún dia fueron unos pies normales de un hombre normal.
Sentía un nudo en la garganta, la realidad me pegaba duro, ¿esto fue lo que estuve esperando?
Al parecer las horas en mi reloj de mano se habían tomado muy enserio en irse corriendo, ya no era el hombre joven que podía hacer lo que quisiese, aunque no fui de hacer mucho para ser totalmente sincero.
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La vida que nunca tuve...
RomancePasa adelante, siéntate que aquí comienza la historia de Rodrigo o lo que un día fue Rodrigo...