Había sido muy tonto de mi parte fijarme en un mujer como ella, ni siquiera sabía que existía y ya me ponía el mundo de cabeza, aunque en la ecuación de este ejercicio todo estaba mal, porque yo estaba ilusionado con una mujer que me atraía físicamente, porque claro era una mujer exquisita, pero no todo va en el físico, porque yo estaría feliz de escucharla decirme sus mayores miedos y hasta sus mínimos miedos, pero no había oportunidad hasta que un dia después del trabajo me fui caminando a un bar que estaba cerca del restaurante, me apetecía tomarme una cerveza y despejarme un poco de tanto.Cuando entré en el bar noté que habían muchas personas y que la música estaba más alta de lo normal, el bar tenía un concepto privado, hasta la entrada era diferente, parecía que entrabas a una tienda de ropa y terminabas con una cerveza en mano y escuchando buena música, no había visto en los carteles algo que anunciara que habría una música en especial ese dia, así que entré y me quedé mirando el menú, hasta que escuché el sonido de un saxofón, aquello fue impresionante. Busqué entre las personas que estaban enfrente del escenario quien seria el hombre que estaría tocando, por lo general siempre encontrabas al dueño del bar tocando y cantando un poco de jazz.
Por más que estiraba el cuello para ver a Joe el dueño del bar no lo lograba encontrar, era imposible, mi curiosidad aumentaba porque todos estaban aplaudiendo. Pero la música era maravillosamente relajante, me gustaba, le di dos sorbos a la cerveza hasta que decidí ir a ver aquel alboroto que estaban haciendo todos por ver a Joe.
Joe era un hombre mayor muy amable, siempre era cortes con lo clientes, he hablado varias veces con él mientras bebía alguna cerveza, desde que me vine a vivir con Gonzalo empecé a frecuentar el bar y a tomarle gusto a las especiales cervezas del bar de Joe.
Me gustaba mucho el lugar, ya hasta tenía uno de esos espacios asegurados en los que saben que tú te sientas, cuando no me apetecía tomar una cerveza prefería irme por alguna soda o algo de comer.
Tomé mi cerveza y me dirigí al frente, unas cuantas personas chocaron conmigo, incluso a alguien se le cayó algo y miré al suelo, hasta que dirigí mi mirada al frente. ¡no podía ser eso verdad!
Era ella. ¿Era Adriana?
Estaba de pie en medio del escenario tocando el saxofón con los ojos cerrados, era brillaba, era increíblemente hermosa, una belleza imposible de describir y esta ahí, todos la observábamos como movía sus dedos en el instrumento y hacía que los sonidos nos atraparan.
Me podría haber quedado toda una eternidad mirándola y no hacer nada más que mirarla, llevaba un vestido negro algo sencillo, pero largo, en sus brazos la acompañaban unos guantes negros también y llevaba el cabello en una coleta alta, lucia perfecta, era simplemente un ángel.
¿Qué estaba haciendo ella ahí?
El aire se me estaba atorando en el pecho, era ella, pero ella aquí, no era de esos lugares en donde se me hubiera ocurrido encontrármela. Creo que hasta ya había perdido la fe de volverla a ver o hablarle. ¿sería yo capaz de hablarle?
Yo era talvez un hombre más que había quedado hipnotizado con su belleza, como no hacerlo, era tan hermosa, nunca en mi vida había visto una mujer tan...
Suspiro.
Cuando ella agradecía los aplausos de las personas que miraban tocar de esa forma tan increíble, me fui de nuevo a mi asiento, necesitaba sentarme, sentía mi cuerpo de una forma extraña.
Me das otra cerveza ¡por favor! - levantando la mano le pedio una cerveza más al chico de la barra.
¡que sean dos! - esa voz yo la conozco.
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La vida que nunca tuve...
RomancePasa adelante, siéntate que aquí comienza la historia de Rodrigo o lo que un día fue Rodrigo...