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Steven

No soy nada tonto. Quiero dejarlo muy claro desde ya. Pero me resulta difícil no sentir que carezco de habilidades intelectuales cuando tengo frente a mí a Izzy Isbell McKagan explicándome porqué debería de lavar y desinfectar las verduras antes de utilizarlas en una comida, como si las indicaciones de mi docente en la escuela de gastronomía enseñándome cuánto es un litro no fuera suficiente para hacerme sentir como un niño.

—¿Está todo claro?— me preguntó cuándo soltó la que parecía ser la última palabra de sus indicaciones.

—Respecto a la preparación de los alimentos, sí— respondí esperando que haya valido la pena haber dejado mi empleo en el restaurante.

Cuando Axl me comunicó los datos del empleo no pude evitar aceptar al instante; sonaba tan bien. Pero en cuanto me dijo quiénes serían mis empleadores me retracté al instante en un impulso. Trabajar para Michael y su esposo no sonaba tan atractivo, no para mí. Pero Axl me dijo que lo pensara y me hizo saber la desesperación del señor Isbell McKagan por conseguir a alguien, así que accedí a contactarme, solo para tantear el trato de Izzy. Recuerdo que ignoró por completo mis palabras cuando le dije que yo era el Steven del restaurante “Hudson’s”, solo para asegurarme de que supiera quien era, en caso de que mi nombre y el hecho de ser amigo de Axl no hubieran sido suficientes para que supiera de quién realmente se trataba, por un momento creí que no me había reconocido ni con eso, pero en cuanto llegué a su casa, hace una hora, con un rostro cansado y arrullando un bebé, me preguntó sin rodeos si yo estuve en el incidente del restaurante.

Esto último me tomó por sorpresa, no creo que haya persona que estuvo en el restaurante ese día que lo haya olvidado, y es justo por eso, por lo que me sorprendí de lo directo que fue. Pero ¿qué podía decirle? Absolutamente nada, solo asentí con la cabeza y eso le bastó para comenzar a explicar.

—Muy bien— salió de la cocina siendo seguido por mí—. Te voy a presentar a mi otro bebé primero.

Cuando pasamos por uno de los pasillos de la casa, aprecié un arreglo de madera en forma de pulmones sobre la pared al que recordaba a la perfección, a un lado de un diploma de Michael. Sonreí al instante y alcé las cejas asegurándome de guardar el recuerdo para contárselo a Axl en cuanto lo viera.

—¡Sally!— llamó con una voz dulce— ¿Están en la recamara de juegos?

No tardó mucho en recibir una respuesta afirmativa. Asintió y siguió caminando en línea recta.

—Mira… ¿Steven?— preguntó sin mirarme, yo fruncí las cejas y asentí, no creyendo en absoluto que se le dificultara recordar nombres—. Lo siento, hoy no me siento tan bien ¿sabes? No necesitas hacer esa cara— dijo y se detuvo frente a una habitación sin puerta.

Asentí tragando saliva, anonadado porque me haya visto.

—Hay un espejo allá— señaló el objeto pegado en una pared en dirección a nosotros y agregó—. Hay muchos espejos en esta casa para que podamos darnos cuenta de lo que hacen los bebés o trabajadores… tengo uno en la cocina también.

—Estaré vigilado.

—No— se detuvo en seco y volteó a verme— Tengo muchas cosas que hacer que no pueden ser reemplazadas por vigilarte, solo es por seguridad, te daré un vistazo de vez en cuando.

—Está bien, lo entiendo.

—Bien— murmuró y entró a la habitación— Sally, él es Steven, nuestro cocinero— anunció con una sonrisa y se volvió a mí—. Steven, ella es la niñera de Andy, Sally.

—Hola, mucho gusto— la saludé de lejos. Ella se encontraba jugando con el niño en el piso. El suelo era de esponja y había un montón de juegos apropiados para un niño de su edad.

Y lo amo. (Duzzy/DuffAxl/Slaxl) [M-preg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora