Micaela y sus padres, Marcos y Clara, regresaban del mercado, cargados con bolsas de compras y charlando animadamente sobre sus planes para el fin de semana, el sol brillaba en el cielo azul, y el aire estaba lleno de bullicio del vecindario, al llegar a casa, Marcos, comenzó a sacar las bolsas del automóvil mientras Clara le ayudaba, intercambiando risas y comentarios sobre los productos que habían comprado, mientras Micaela se encargaba de guardarlas en sus respectivos lugares dentro de la alacena, de repente, el sonido del timbre interrumpió su conversación.
—¿Esperamos a alguien? —Preguntó Clara mientras se quedaba inmóvil mirando a su esposo y su hija con algo de curiosidad.
—Debe ser Nicho, me dijo que necesitaba hablar conmigo —Dijo Micaela mientras guardaba un par de latas.
—Bien, iré a abrirle —Anunció Marcos mientras se disponía a salir de la cocina.
Se dirigió hacia la puerta principal y la abrió con una pequeña sonrisa en los labios, encontrándose a Nicholas parado en el umbral con una expresión sombría y apagada en su rostro, los ojos de Marcos se ensancharon ligeramente con sorpresa al ver a Nicholas en ese estado.
—Muchacho, ¿Qué pasa? ¿Estás bien? —Preguntó el adulto con un tono lleno de preocupación mientras miraba al azabache con atención.
Nicholas asintió levemente, pero su mirada estaba perdida en el vacío, como si estuviera absorto en sus propios pensamientos, no respondió de inmediato, y Marcos pudo ver la angustia y la tristeza que reflejaban sus ojos.
—¿Puedo hablar con Micaela? —Pregunto el menor finalmente, su voz apenas un susurro.
—Por supuesto, ven adentro.
Marcos asintió con comprensión y abrió la puerta un poco más para permitir que Nicholas entrara, el menor paso junto al dueño de casa y caminaron hacia la cocina, donde el azabache se detuvo junto al umbral de la puerta, encontrándose con Micaela guardando las compras, sus ojos se encontraron brevemente, y Marcos no pudo evitar ver la intensidad de la emociones que pasaba entre ellos, sabía que algo importante estaba a punto de suceder, y esperaba que Micaela pudiera ayudar a Nicholas a superar lo que sea que estuviera pasando por su mente.
—Ey ¿Qué sucede? —Preguntó Micaela dejando de lado su labor para poder acercarse al chico con algo de preocupación.
—Necesito hablar contigo sobre algo —Murmuró Nicholas mientras sentía la mano de la joven acariciar su mejilla.
—Por supuesto, acompáñame.
Micaela miro fugazmente a sus padres para luego salir de la cocina y llevar a Nicholas escaleras arriba hasta llegar a su habitación, donde el menor entro en silencio para poder esperar a que la joven cerrara la puerta de su habitación para poder hablar tranquilamente, por lo que castaña fue hacia él y tomó su mano para llevarlo hacia la cama y tomar asiento allí.
—¿Qué sucede, amor? ¿Tuviste algún problema con tu padre? —Quiso saber la chica mientras lo observaba con preocupación.
La tensión palpable en el aire mientras Nicholas jugaba nerviosamente con sus manos, su mirada fija en el suelo mientras trataba de buscar la manera de hablar sin quebrarse en medio de su dolor, por lo que tomó un profundo respiro antes de finalmente atreverse a mirar a la joven.
—Creo que es hora de ser honesto contigo y conmigo mismo —Hablo finalmente Nicholas con su voz temblorosa, viendo a la joven asentir débilmente al no comprender del todo a que se refería—. Sé que estos últimos días has notado que no he estado actuando de la misma manera y eso se debe a que me he dado cuenta de que... ya no siento lo mismo por ti.
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Gritos de Amor #Piwkenyeyu
RomanceUna historia donde Micaela Beltrán, una talentosa escritora y fotógrafa aficionada, se sumerge en un torbellino emocional cuando su pasado y presente chocan en la vibrante ciudad de Milán. Entre secretos enterrados y verdades ocultas, se enfrenta a...