Lactando

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Sus ojos se esforzaban con toda su alma por abrirse, las ultimas horas durante el parto, el dolor y la angustia además de la expectativa por tener en sus brazos a su bebé fueron lo único que le hizo seguir consiente, pero cuando escucho el llanto de su criatura, su cuerpo se rindió exigiendo un descanso. 

Así que cuando sus sentidos volvieron a él mismo, lo primero que quiso fue ver a su cachorro. 

Sabía que su bebé estaba bien, tenía al mismo rey del infierno como padre, pero los necesitaba a ambos. Cuando por fin pudo abrir los ojos y acostumbrarse a la luz, pudo ver a Lucifer meciendo con tanto cariño a su bebé.

—¡Cariño! Haz despertado por fin, si no fuera por qué Belfegor me dijo que solo estabas descansando me habría puesto a llorar —Lucifer se acercó a él, con su pequeño.

—Dame a mí bebé.

—Sus órdenes

Agradecía tanto estar solas, por qué sin duda no era un momento que quisiera compartir con ninguna otra persona.

Sus ojos se empañaron de lágrimas al ver al pequeño, era una copia de Lucifer, rubio, rostro blanquecino y mejillas coloradas, los únicos vestigios parecidos a el eran aquellas esponjosas orejas de ciervo y la cola que se movía de felicidad al reconocer su aroma.

—Eres perfecto —Sus instintos estaban muy activos, inspeccionando cada centímetro de la criatura que tenía en brazos, sus ojos seguían cerrados, pero lo buscaban con el olfato, estaba seguro que ahora mismo sería capaz de destrozar el cielo y el infierno al mismo tiempo si algo amenazara a su descendencia.

—Gracias querido, me has hecho tan feliz, por fin los tengo a ambos. —dijo Lucifer.

Las manos de su esposo limpiaron los rastros de lágrimas y con mucha ternura acunaron sus mejillas.

—¿Cómo te sientes? ¿Necesitas que llame a Bel? Todos están ansiosos por conocer a nuestro hijo, pero quería que fueras tu quien lo cargará antes de todos.

Ah, sus curiosos amigos, quienes compartieron su ilusión durante los nueve meses. Que daría por jamás tener que salir de la habitación y quedarse solo con su cría y su esposo.

—Quizas más tarde, ahora mismo siento que él pide mí atención.

Su pecho dolía y su bebé estaba abriendo su boca en buscar de alimento, estaba un poco nervioso, no sabía si su cuerpo pecador podría nutrir como era debido a su bebé, no quería usar fórmulas artificiales. Quería vivir toda la experiencia de ser madre.

La sensación de amamantar por primera vez fue algo más cálido de lo que se imagino, un ligero hormigueo por la forma en que su bebé se aferró a él, no podía apartar la vista de su hermoso cervatillo. Su corazón se emocionó, quisiera que su madre estuviera con el, sus concejos serían lo más preciado del mundo, aunque sus enseñanzas jamás salieron de su corazón, lo educó con tanto amor, quería parecerse a ella, al menos en ese ámbito en especial. Se perdió un poco en sus pensamientos hasta que una sensación de calor y plenitud lo envolvió por completo.

Volvió a ver a su esposo, quien tomo asiento junto a él y los envolvió con sus alas, un capullo de intimidad, donde solo existían los tres.

—Gracias —apenas se escuchó su voz, su filtro de radio quedó en el olvido, al parecer ambos quedaron felices por escucharlo, estaba tan agradecido, había hecho tantas cosas malas, de las cuales de ninguna se arrepiente y aún así, logro tener más de lo que alguna vez imagino.

—Es tan adorable, tiene tus orejas y cola.

Un sonoro beso en su mejilla fue lo que recibió, ambos parecían estar hipnotizados por su cachorro. Le reconocía el punto a su esposo,era tan pequeño, tan frágil. Debía entrenarlo para ser un demonio despiadado, él protegería a Charlie.

Alastor Mom WeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora