1-capitulo

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Aquel día todo parecía ir bien, todo era silencio una gran brisa se sentía del viento que venía; aquella mujer nos contagiaba esa alegría que tanto sentía, el hombre en el volante bromeando con el chico que iba en el asiento de atrás, hablando de cada tontería, pero en cambio el otro chico sólo veía la ventana y decía -No siempre va hacer así - lo repetía una y otra vez en voz baja esperando no recibir la más mínima atención. La mujer lo veía y lo único que pasaba por su pensamiento era: "él no seguirá así, no puede, simplemente no puede terminar así".

Tiempo después había anochecido, el hombre continuaba en el volante y la mujer miraba por la ventana, el chico de atrás sólo veía a su alrededor  y le tomaba la mano a la mujer que se encontraba en el asiento de adelante. Ella sólo lo veía y le sonreía, el otro chico sólo observaba y veía por la ventana la inmensa luz que provenía de la luna.

 
  ... 


   Al llegar a casa, la mujer se le acercó al chico, no dijo nada sólo le sonrió y lo abrazo, al abrazarlo le susurro en el oído -tienes mucho por delante, aún no es tiempo, sigue tu camino y olvida los problemas, ignora las voces que hablan en tu cabeza - ella se alejó y subió las escaleras, y no volvió a verla.

  Al rato el chico fue a dormir, pero en medio de la noche se escuchó un metal caer; habían entrado.  No se supo quién, pero se llevaron al chico con el cual iba viajando en el automóvil en la parte de atrás.

  Al bajar se detuvo en las escaleras y vio a la mujer, ya no tenía más esa sonrisa, y no se percibía esa alegría. Lloraba, en cambio mientras era resguardada por su esposo, el cual, discutía con los policías.

Se habían llevado a aquel chico , el cual era mi hermano, es por eso que ella lloraba porque él era su hijo, él era el hijo de ambos, y mi hermano.


    .....  


  A la mañana siguiente lo habían dado por desaparecido, mi madre lo único que hacía era sentarse en el jardín con una prenda de mi hermano en sus manos, esperando que el volviese, mi padre se despedía y se iba a investigar algo sobre su desaparición, yo continuaba todo el día viendo a lo lejos a mi madre, sentada en el jardín y esperando Su llegada.  

Un día no fue así, mi padre se fue, mi madre continuó esperando en el jardín; yo subí a la habitación de mi colega y busque algo que pudiese llevarnos hacia él.

En ese momento se escucharon pasos a los lejos, yo me encontraba buscando en un cajón cuando mi madre se acercó y me dio un ligero golpe en el hombro. Se quedó observándome por un buen rato y sin pronunciar palabra alguna, me sonrió y después se fue.

Yo continuaba buscando,  cuando se escuchó que alguien cerrase la puerta y para cuando me di cuenta había sido mi madre; la había cerrado con llave.  Me asome por la ventana y ella estaba en el jardín estaba sujetando una cuerda en lo alto de un árbol; tiempo después se rodeó el cuello con ella y  jaló de la cuerda para arriba ... ahorcándose desde lo alto del árbol. Mis ojos se llenaron de lágrimas, trate de salir pero no podía, trate y trate pero ya era tarde, ella había muerto.

Me senté en el suelo hasta caer en sueño, al rato llegó mi padre abrió la habitación y me despertó, se oía el que llegaban miles de patrullas y ambulancias; en eso recordé a mi madre y una cuerda que rodeaba su cuello desde lo alto de un árbol. 

Grite y grite, quería verla, pero mi padre no me lo permitió, el sólo me rodeo con sus brazos y me dijo:  
  -ella ya se ha ido - lo dijo con voz temblorosa y apuntó de llorar.    

Miles de las lágrimas brotaron de mis ojos y se desplazaron por mi cara hasta caer o desaparecer.

... 

Mi padre y yo nos encontrábamos afuera de la casa viendo cómo se llevaban su cuerpo; los policías se acercaron a hablar con él mientras que yo aproveche para acercarme a donde el cuerpo de mi madre se encontraba. Le descubrí la cara, la cual era pálida, muy pálida. De nuevo lágrimas brotaron de mis ojos, pero las detuve, tenía que ser fuerte.

Para cuando me di cuenta mi madre tenía cerrada la mano, y en ella se encontraba el collar de mi hermano. 

En ese momento me rodearon los para médicos y se llevaron el cadáver, papá corrió hacia a mí y me alejó de ahí, había sido demasiado, yo había caído esa noche, con el collar ensangrentado de mi hermano en mano.

    .....

Han pasado 8 años ya,  desde aquella noche, todo lo malo había pasado. O al menos se había detenido por un tiempo, yo recibí tratamientos y ayuda de psicólogos por 5 meses, ya era tiempo, tenía que comenzar la prepa. 

Sería otra etapa, pero no podía vivir escondido de la sociedad por siempre, era momento de salir del mundo en el que viví atrapado durante 8 años, después de esa noche, desde los 7 años hasta ahora.

Mi nombre es Sebastián (coy) Boycolea Cervantes, tengo 15 años, ya he contado lo que ha ocurrido hasta ahora, pero aún hay más por descubrir.

Ella se suicido, y todo cambio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora