¿Entras en mi guarida y pretendes que no te muerda? —Una sonrisa salió al verme enfadada y nerviosa. Me acerqué a él, y con tan solo un paso me encontraba a centímetros de su cara, podía escuchar su respiración y sabía que él escuchaba la mía. Pero a pesar de tenerlo a centímetros de mi, y tener tan cerca su boca de la mia, recordé la ira que aún mi cuerpo contenía, y conseguí hablar.
¿Fuiste tú quien me dejó esta rosa verdad? —Fui directa, no sonó como una pregunta, más bien una afirmación en pregunta—.
Frunció el ceño, mientras me comía con la mirada.
¿Por qué iba a dejarte yo una rosa? —me quitó la rosa de las manos en un rápido movimiento al cuál yo reaccioné rápido con un aleteo de brazos.
Es mia! —Soné como una niña pequeña, pero no me importó en ese momento, solo quería a la rosa, ya que como dije antes es mia.
Intenté agarrar la flor, cosa que no sirvió de nada. Rigel era más fuerte y alto que yo. Con estirar un poco los brazos hace que no llegue a tocar ni la flor.
Se notaba bastante el diferente cambio de altura que había entre ambos.Con un simple movimiento de Rigel, los dos caimos delicadamente en la cama. Me encontraba debajo de su pecho, él estaba flexionado, su cuerpo estaba a tan sólo unos centímetros encima del mío.
Ninguno decíamos nada, parecía que nos comíamos la mirada. Logró hipnotizarme (como siempre) con sus oscuros ojos. Una mirada suya erizaba millones de mis pelos en la piel.
Lo sentía, sentía algo por ese chico y lo acababa de descubrir.Arianna! —Gritó mi madre desde abajo de las escaleras, podía oir como poco a poco se acercaba hacia la habitación de Rigel—
Entré en un Estado de shock, gracias a dios volví al planeta Tierra y aparté a Rigel de mi cuerpo. Sabía que me moría de ganas por estar más tiempo junto a él, pero no iba a ser posible.
Me coloqué mejor la ropa para que mi madre no sospechara ni malinterpretara las cosas entre él y yo.
¿Qué sucede mamá? —mi sonrisa se esfumó de mi cara al contemplar a un desconocido afuera de mi casa—
Perdón ¿Te conozco? —Por más que intentase analizar su rostro que me resulta tan familiar, no averigué quien podía ser.
Un gusto soy Dante, que extraño que no hayas oído hablar de mi en la escuela. Me tuve que ir a Francia la mitad de mi vida y he vuelto después de un largo período de tiempo. —Por mi ceño fruncido, supo que aún no lo reconocía por más que intentase acordarme—
—¿Conoces a Enzo Fiore? —.
Sabía que Dante me resultaba familiar, al parecer es el hermano de Enzo, o algún amigo.
Si, desgraciadamente fue mi novio hace un tiempo, pero él y yo no somos nada aunque parece que él no lo entienda porque me manda mensajes todos los días como si nada hubiese pasado entre ambos. —con un gesto de manos lo inventé a entrar, él aceptó con gusto—
¿Y por qué has venido a mi casa? —mi curiosidad me mataba.
He venido a dejarte esta carta, de parte de mi hermano. —me entregó la carta con un delicado gesto—. Siendote sincero, no sé qué dice en la carta. Mi hermano nunca envía cartas o al menos que yo sepa.
Eché un vistazo a la carta, jamás Enzo me había entregado una carta, normalmente me dice las cosas en persona o no se toma tantas molestias y me escribe un mensaje.
No lo pensé más, abrí con nervios la carta.
Bueno, solo venía a entregarte la carta, si necesitas algo te he dejado mi número de teléfono. —Me envió un guiño, al cuál yo decidí ignorar, estaba ocupada leyendo la carta—
El chico se fue, cerró la puerta y ahí estaba yo, sola leyendo una carta que acababa de recibir mi ex novio, mientras que hace menos de 20 minutos estaba debajo del cuerpo de Rigel, sintiendo su respiración contra la mia.
Querida Arianna.
Antes que dejes de leer esta carta, quiero decirte que jamás en mi vida había hecho una carta. Mucho menos por alguien, pero en este caso hice una excepción solo porque eras tú, espero que lo tomes en cuenta.
Quería decirte lo mucho que extraño tú cuerpo con el mio, tus risas e incluso cuando te enfadabas conmigo por simples tonterias.
Quería decirte que no puedo aguantar mucho más tiempo lejos de ti. Se que lo que hice no estuvo nada bien, y te juro que no hay nada que más me arrepienta en este mundo, pero me harías el hombre más feliz en este planeta si de verdad te raplanteas volver conmigo. He dejado todo por ti, mis amigos, mi banda de música, mi equipo de fútbol, TODO. Solo por ti. Solo porque nunca tengo las fuerzas de hacer nada si no estás tú en ni vida, si no estás tú animandome, no tiene sentido seguir haciendo todo eso que me gustaba hacer.
Jamás debi hacerte eso, no te merecías eso ni nada por el estilo te mereces lo mejor en este mundo.Te pido que de verdad pienses en mis palabras e intentes tener algo conmigo. Eres lo único que necesito en este mundo.
Te quiere, Enzo Fiore.
Me sentía mal por Enzo, pero lo que hizo no tiene perdón, podría perdonarle e incluso intentar forzar una amistad pero no volvería con él ni por el máximo lujo ni dinero en la Tierra.
¿Estás bien? —preguntó mi padre inesperadamente—. Llevo observándote con esa carta de hace ya un par de minutos y no reaccionas.
Si, no tienes por qué preocuparte. —le di un beso en la mejilla y volví a ni cuarto—
El resto del día estuve pensando en la carta, no me la quitaba de la mente. Decidí que en vez de explicárselo en persona lo haría por carta. Mañana mismo iré a ver a Dante para que se la entregue. Le escribiré para que se la entregue.
Chat con Dante
Necesito que me
Hagas un favorQué sucede?
Necesito verte mañana
En mi escuela para
Que le entregues una
Carta a tu hermano.Eso está hecho,
A que hora te
Conviene mejor?A la hora del descanso
(A las 11 am)Allí nos veremos, linda.
DescansaIgualmente.
Fin del chat
Cuando terminé de redactar la carta, preparé todo lo necesario para el día de mañana, me acosté y no pensé en nada ni nadie más. No tardé mucho en dormirme afortunadamente.
Continuará...
Espero les haya gustadooo
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𝓛𝓪 𝓶𝓲𝓪 𝓯𝓪𝓵𝓮𝓷𝓪 / 𝓶𝓲 𝓹𝓸𝓵𝓲𝓵𝓵𝓪/ 𝓡𝓲𝓰𝓮𝓵 𝓦𝓲𝓵𝓭𝓮
Roman pour Adolescentsfanfir de "el fabricante de lágrimas" un amor inesperado entre Rigel y Arianna Milligan. Está historia empezó el día en el que mis padres decidieron tomar la decisión de adoptar a un integrante más en la familia, después de la muerte de mi hermano A...