Latín | Severus Snape ✓

-00

A pesar de ser octubre, sabiendo que la fiesta de Halloween estaba a la vuelta de la esquina no sintió ni un gramo de emoción. Para muchos Halloween era una celebración muy importante; fiesta, disfraces, alcohol y mucho más.

Pero para él como a muchos otros Slytherin era un día más en su caótica vida. Pues esa mañana el director sorprendió a todos con un aviso que a pesar de que podían esperarlo de él también les era un poco fuera de lo común.

—"Para celebrar el día de Halloween he decidido invitar a estudiantes de la escuela Quetzal que se encuentra en Latinoamérica, espero que puedan recibirlos…"

Después de eso no volvió a prestar atención, sinceramente el que hubiera alumnos de otra escuela no le emocionaba. Algo hizo clip en su cabeza al repasar bien las palabras del director.

Alumnos. Quetzal. Latinoamérica.

Oh no…

Claro que reconocía esa escuela, no como muchos en Hogwarts. Él había vivido su infancia en Latinoamérica, más específico en México. Quetzal era la escuela a la que asistía antes de mudarse a Reino Unido y tener que entrar a Hogwarts.

Quetzal a diferencia de Hogwarts admitía a los niños que menor edad que en dónde estaba él. Entrabas a Quetzal teniendo 10 años para salir a los 22, aunque no todo era lo básico, si terminabas a la edad que acordaba la escuela saldrías con una maestría en el área en qué te especializaras, claro, si estaba entre las opciones de la escuela.

Quetzal era una escuela prestigiosa que solo admitía a niños prodigios o buenos en su ámbitos. El fue uno de los admitidos, pues que fuera de escasos recursos lo que importaba en la escuela era la inteligencia, que tenías que demostrar con acciones.

Algo que le gustaba de Quetzal era que a pesar de estar divididos en casas como en Hogwarts nunca hubo prejuicios. Snape había hecho su primer año ahí, a comienzos de segundo año tuvo que mudarse de imprevisto apenas teniendo oportunidad de despedirse de sus amigos, aunque eso no significaba que no tuviera comunicación con ellos en esos momentos.

Después del aviso del director todos se veían emocionados, pues la última vez que recibieron visitantes fue muchos antes para un torneo. Todos murmuraban sobre eso, era el tema de la semana, hasta que a comienzos de la segunda semana el día llegó.

Llegaron un sábados, 26, y fue ahí mismo, en esa gran habitación donde los vio, sus amigos. Después de años por fin los vio.