breakdown

373 36 8
                                    


Me estremecí ante la nueva oleada de truenos que cayeron como azotes en el aire.

La almohada que aferraba a mi cuerpo ya no era suficiente, y debería haberme sentido asqueada al verla y sentirla toda mojada por las lágrimas que no pude detener.

En algún momento no muy lejano me había jurado no volver a llorar por Jeon Jungkook. No más humillaciones, no más moqueos, no más sufrir en su nombre.

Pero allí me encontraba, tumbada y temblando en mi patético colchón, con la lluvia acompañándome y haciendo de menos a los rayos que caían sin parar porque las punzadas en el órgano que no latía correctamente en mi pecho eran tan fuertes que mi pánico a las tormentas se vio reducido por primera vez en mi vida.

Nunca tuve expectativas en el amor. Jamás pude presumir de conocerlo o verlo con mis propios ojos por toda mi vida y juventud acompañada de la soledad de mi madre. Y a lo mejor era precisamente ese hecho el que me hundía en la miseria.

Porque estaba entrando en pena por algo que hasta hacía poco desconocía.

Sin embargo, ¿debía culparlo a él por todo? Quizás la culpa debía recaer en mí por ser tan ingenua. Por creer en sus caricias y sentido de posesión. Me creía suya, totalmente, pero, ¿alguna vez Jeon Jungkook fue completamente mío?

Desconocía su corazón, sus sentimientos. De él, solo pude recibir su naturaleza obsesiva y pasión. Nada más.

¿Acaso el amor debía sentirse siempre con furia? Porque el enojo nunca faltaba estando a su lado. Me tomaba con prisas, con un hambre inexplicable y una voracidad latente, no obstante, nunca faltaban los tintes de furia en todos nuestros encuentros. Siempre existió esa necesidad por mostrarnos coléricos el uno con el otro y así avivar la chispa que nos encendía hasta no parar.

Había pasado toda una noche y no había conseguido pegar ojo. Había perdido el control del tiempo. Mi cabeza rebobinaba todo lo acontecido y solo me hundía cada vez más.

Me ahogaba sola y no hacía nada por flotar en busca de aire.

El viento soplaba con rudeza y tomé como un castigo el que sintiera los vellos erizados y el frío colándose en mi interior. Mi ventana se encontraba abierta, y llevaba así desde que había llegado ahí, pero no me molesté en cerrarla porque la pesadez en mis ojos me pudo y no hallé ni las fuerzas de enderezarme o levantar cabeza.

Lo nuestro nunca fue amor, y aún así, me dejé envolver hasta permitirle convertirme en aquella cosa que ahora odiaba con todas mis fuerzas.

En aquel bar, la locura se apoderó de mí y a penas pude contenerla. Estoy bastante segura de que el temblor en mis manos no fue en vano. Estaba por asesinar a esa mujer. Iba a matarla si continuaba mirándola más tiempo.

Por eso me fui sin mirar ni un segundo más atrás. Mi cabeza gritaba por sangre, y aquello realmente me aterrorizó como nunca nada antes.

Tenía la piel tan helada que podría jurar que a penas la sentía. Un escalofrío me recorrió. Y un segundo más que me puso en tensión cuando me moví levemente y vi el resplandor de un rayo contornear la silueta oscura de una figura al lado de mi ventana.

Me enderecé de golpe y me arrastré hacia atrás en mi cama.

Una enorme sombra negra se encontraba parada y en silencio a pocos metros de mí.

Mi mano viajó como una bala hasta dar con el interruptor al lado de mi cabecera.

La realización me golpeó y un volcán erupcionó en mí cuando lo vislumbré, ignorando la pesadez en mis pulmones.

—Vete de aquí—siseé desbordada.

Llevaba la misma camiseta y los mismos pantalones que cuando lo encontré en aquel bar, solo que el pelo lo tenía empapado y no pude pasar por alto la oscuridad que relucía en su mirada.

Hearing Violence +18 || LizkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora