Capítulo 9: El Prisionero de Camelot

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El Prisionero de Camelot Parte 2

El Prisionero de Camelot Parte 2

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- ¿Príncipe Tristán?

Murmuró entre los barrotes de la puerta oxidada, miro a su alrededor asegurándose de que nadie estuviera pasando

- Príncipe Tristán, soy Nasiens ¿Es usted?

Pregunto entre cerrado sus ojos intentando visualizar bien a aquel hombre que le daba la espalda, estaba casi segura de que el hombre era el príncipe de Liones Tristán

Por su cabello y por supuesto por el poder mágico que podía sentir

- ¿Por qué está aquí? ¿Dónde está la espada de percival?

Pregunto intentando conseguir alguna respuesta, pero el hombre no se movía, sin darse cuenta, apretó los labios y frunció el ceño un poco estresado

Logró oír los pasos de una armadura, se alejó de la puerta oxidada y apresurada voló alejándose de la puerta y ocultándose detrás de uno de los postes gruesos del castillo intentando oír lo que el hombre de armadura rojiza dijera

- Uno de los jinetes del apocalipsis está vivo, el de la muerte, deberías estar contento por eso, Príncipe Tristán

Hablo el caballero mirando entre los garrotes el cuerpo del joven hombre, el híbrido al escuchar lo que dijo Ironside movió su cabeza

Su cabellera larga albina se encontraba sucia y sus hermosos ojos de colores diferentes lo miraban con enojo, no se movía ni tampoco decía nada

Tristán se quedó en silencio cuando logró sentir el fuerte poder mágico del caballero de Arthur, así que sin decir nada más volvió a darle la espalda

- Dentro de poco se dará otra profecía según el oráculo, si los cuatro caballeros del apocalipsis vuelven a salir, no dudaremos en matarte

Hablo el caballero por última vez, sin esperar ni ganar una respuesta le dio la espalda al Herededo de Lionés y camino a dirección contraria, el gran castillo comenzó a temblar asustado un poco a la castaña

Entonces lo vio y supo por qué Ginebra jamás vio un calabozo o prisión, las paredes y el suelo comenzó a moverse

Apresurada voló hasta la puerta oxidada sintiendo como todas las puertas se movían e incluso algunas desaparecían

- ¡No se preocupe, Príncipe Tristan, lo sacaré de aquí!

Dijo la castaña sin darle tiempo de actuar vio como las paredes absorbía la puerta haciendo que soltara los garrotes oxidados

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