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“¡Acábalo gatinho!”

“Jovencito, es la última vez que te lo digo, guarda silencio o te voy a sacar”

Roier frunce el ceño, cruzando los brazos a regañadientes y atrayendo algunas miradas burlonas.

Lastimosamente una de estas no siendo la que él espera.

“¿Qué no puedes estar tranquilo un momento?” le riñe Jaiden, empujándolo un poco porque debido a su altura casi no alcanza a ver.

Es el medio día del miércoles, Jaiden, Tina, Baguera y Roier se encuentran entre una pequeña multitud que observa la primera fase del torneo de ajedrez, afortunadamente este año cierto castaño volvía un poco más amena la espera del resto a que los líderes del equipo pasen esta ronda.

“Se llama apoyo ¿Bien? Estoy apoyando a mi gatinho”

La pelinegra lo barre con la mirada, sonriendo cuando llega a su rostro donde puede ver las franjas de colores amarillo y verde.

“¿Por qué el maquillaje?”

“Ah, porque también vengo a apoyar a mi cuñada, ya sabes ¡Equipo Brasil!”

Las chicas ríen cuando la encargada de la biblioteca lo mira mal a lo lejos.

“Es jaque mate, la señorita Lange es la primera en avanzar”

Bagi se levanta de su asiento, estrechando amistosamente la mano de su contrincante y acercándose a sus amigos con una sonrisa.

La francesa se acerca para abrazarla pero es arrojada a un costado, chocando con Jaiden y mirando ofendida a Tina adelantarse para literalmente lanzarse a los brazos de la rubia.

En este punto de la competencia cualquiera podía participar, eran diversas rondas en las que de forma aleatoria cada uno se enfrentaba a más de una persona, el que acumularse tres victorias avanzaba a la siguiente ronda, tan simple como eso.

Aún quedaban bastantes lugares, y aunque normalmente era Cellbit el primero en terminar, esta vez había sido diferente.

Porque del otro lado de su mesa, Bad no dejaba de mirarlo.

Era la última victoria que ambos necesitaban, bien podían perder e intentarlo con cualquier otro pero esto era personal.

Porque Cellbit notó que el chico no estaba jugando para ganar, solo alargaba el juego innecesariamente.

Le estaba haciendo perder el tiempo.

Y le irritaba. Sobre todo eso.

Algunos de los profesores veían de reojo, intentando mantenerse enfocados en sus respectivas mesas donde mediaban los encuentros pero al diablo con ellos, ese si era un juego que valía la pena ver.

Y habían apostado quien avanzaba primero.

No los juzguen, era un evento aburrido para la mayoría y al menos así se divertían un poco.

Cellbit mueve su torre un poco, esperando que el otro use su alfil y así pueda abrirse paso hasta la reina pero el contrario sólo mueve a su peón una casilla hacia adelante.

Casi siente que el párpado le tiembla.

“Você sabe que também medimos nossos tempos, certo?” dice entre dientes.

“Vamos, es solo un juego amistoso, diviértete”

El mayor suele ser normalmente tranquilo, prefiere dispersar su mente de cualquier tipo de pensamiento negativo o agresivo pero… en serio quiere arrojarle ese peón en la cara.

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