𝐁𝐋𝐔𝐄 ───. Satogou🌊

Capítulo 2

—Gou cariño, papá y yo nos vamos al trabajo.— La madre del menor habló desde la puerta del cuarto de este.

—Vale, ¡que os vaya bien!— El pequeño ojiazul no prestaba mucha atención, estaba muy ocupado haciendo sus apuntes sobre su pokémon favorito, Mew.

—Te hemos dejado la comida en el microondas, te la puedes calentar cuando quieras comer.— El moreno solo respondió asintiendo con un sonido de afirmación.—Volveremos a las ocho de la tarde como siempre, ¿vale?

—¡Entendido!—El pequeño tenía unas ojeras un tanto notables, se giró hacia su madre para sonreírle y alzar el pulgar con su pequeña mano, tenía apenas siete años y ya tenía que cuidar de sí mismo.

La mujer cerró la puerta del chico y avisó a su marido de que ya podían irse, cerraron la puerta con llave y se fueron caminando mientras hablaban al trabajo, afortunadamente trabajaban en la misma empresa, en el mismo sitio y eran unos empleados muy importantes de ahí.

—¿No crees que Gou sale muy poco?—La madre del pequeño le preguntó a su marido quien se veía convencido de ello.—Está todo el día encerrado, no hay forma de sacarlo de su habitación.

—¿Y por qué no nos damos un descanso todos?—Propuso el padre del pequeño, agarrando la mano de su esposa, entrelazando sus dedos. Esta parecía que se hubiera quedado pensando por un momento.

—Es verdad, ¿pero donde nos podríamos ir de vacaciones?—La familia de Gou era muy pequeña y nunca había salido de Kanto, las únicas vacaciones que tenían era dar paseos por la región o ir a la playa, claro, si los padres del moreno tenían un poco de tiempo. Al ser empleados muy importantes en la empresa en la que trabajaban apenas tenían tiempo para ellos mismos, menos para su hijo. Quien gracias a todo esto pudo aprender a estar solo y a aprovechar el tiempo en alguno que otro de sus hobbies, como buscar información de pokémon y adaptarla a sus apuntes que hacía por mera diversión.

—Un anciano amigo de mis padres tiene varias cabañas de alquiler en una zona un tanto remota de uno de estos bosques.—El hombre habló acariciando los nudillos de su mujer.—Mis padres me llevaron ahí cuando tenía unos diez años, apenas me acuerdo del lugar.—Su esposa se veía muy convencida de la idea que le proponía su marido.

—¿Así que piensas que un poco de bosque y maleza llena de pokémon ilusionará a Gou?—La mujer le enseñó una sonrisa ladina al contrario, le daba un poco de miedo de que a Gou le hiciera algo cualquier pokémon.

—No lo pienso, lo sé. A nuestro pequeño le encantan los Pokémon y los de ese bosque eran muy amigables por lo que está libre de peligros.—El hombre le mostró una sonrisa orgullosa a su mujer quien ya se veía convencida del todo.

—Está bien, hoy mismo pediremos una cabaña y mañana solicitamos las vacaciones.—Y por fin ambos llegaron al edificio en el que trabajaban, separaron sus manos y se pusieron a trabajar como siempre.