Calidez en el frío invierno

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Un encuentro inesperado, en medio del infierno en la tierra


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La nieve empezó a caer, había llegado el invierno a la ciudad blanca, en mi estómago se formó un nudo no sabía si de impotencia, coraje, tristeza, realmente no lo sabía, aunque todas eran emociones negativas; lo que antes era una hermosa ciudad bulliciosa y llena de vida, es ahora escombros, cenizas y cuerpos amontonados en fosas.

La guerra era despiadada, no daba tregua alguna, no respetaba diplomacia, menos iba a respetar a los inocentes. Mientras caminaba por las calles llenas de ceniza y sangre que gradualmente se cubría con la nieve blanca y espesa, recordó parte de aquella dura infancia, donde su hermano mayor Doffy y él sobrevivieron a aquel golpe de Estado. Fue a tan temprana edad que se dieron cuenta de que los ideales humanos cambian, actuando de forma soez, acabando sin distinción alguna con inocentes, sin ver a mujeres y niños, y todo por la maldad que hay dentro del alma, el odio puede influir sin distinción alguna en las mentes de los débiles, acabando con todo a su paso.

En aquel tiempo en que la esperanza flaqueaba, un ángel los había salvado, aquel hombre amable de barba trenzada y lentes redondos fue su luz en la oscuridad, aquel hombre que actualmente llaman padre, los saco del infierno.

Y ahora muchos años después estoy aquí, recorriendo las calles de esta ciudad abandonada por la humanidad de la misma forma que su padre las recorrió en sus años de juventud. Tratando de hacer lo correcto, como aquel hombre que les dio todo, amor, paciencia, educación, aquel hombre que lo dio todo sin esperar nada a cambio, el que los supo guiar por los caminos de lo correcto, salió de aquellos recuerdo al escuchar un pequeño ruido, que si ponía mejor atención era como un sollozo, bajo, casi imperceptible.

Su trabajo era buscar sobrevivientes, ese pequeño ruido le dio un deje de esperanza, no todo estaba perdido. De forma veloz camino sobre los escombros, cuidándose de no tropezar, agudizo sus oídos y se fue acercando al origen del sonido, adentrándose al interior de lo que en sus momentos dorados debió ser una casa grande y bonita; ahora está deshecha en su totalidad, el ruido provenía de lo que parecía ser una chimenea, quito los escombros que le estorbaban y al acercarse se escuchó un grito infantil que demostraba un terror absoluto, se me partió el alma al escucharlo y un nudo se hizo en mi garganta, es como si hubiera regresado a aquellos tiempos de miedo. Me paralice por un momento, el pensar que esta pequeña criatura ha pasado, por tanto, a tan temprana edad, respire profundo, tratando de tranquilizarme y pensando cuál era la forma correcta de acercarse a alguien que teme al hombre, ¿será que así se sintió papa Sengoku en aquel tiempo? Y de ser así, ¿Cómo logro acercarse a nosotros?, después de los ejercicios de respiración y tranquilizar mi mente, fue que recordé todo mi entrenamiento como agente especial.

Lo único que podía hacer es rebajarme, hacerme pequeño y empatizar, me hinqué, sentí mis huesos tronar, las largas horas de caminatas sumadas a mi estatura hacían algo doloroso esta pequeña tarea, pero todo era para un bien mayor. Alargue mi brazo derecho con tal de alcanzar al pequeño, nuevamente se escuchó el grito de terror del pequeño.

— ¡Aléjate! ¡No me hagas daño!

Detuve mi mano, con mi mano libre busque la lámpara que tenía en mi cadera e ilumine el espacio, ahí lo vi, pequeño y sucio, tratando de cubrirse con sus manitas, temblando de miedo, mi corazón se encogió.

— No estoy aquí para hacerte daño ‒ volví a estirar mi brazo disponible ‒ solo quiero ayu‒

— ¡Mientes!

Grito interrumpiendo mi frase. Suspire, frustrado, no sabía cómo llegar a él sin causarle miedo.

— Prometo no hacerte daño.

Sentía que en cualquier momento el nudo de mi garganta iba a salir, sentía en mis ojos el escozor que anuncia el llanto. No hice ningún movimiento.

— Mientes... — se escuchó en forma de un susurro ‒ Todas las personas grandes mienten.

Después el llanto se intensificó, fue en ese momento que, aunque me sentía débil, decidí actuar, lo sostuve rápidamente y lo cubrí con mis brazos, y el pequeño al sentirse seguro se acurrucó en mi pecho, sus pequeñas manitos se sostenían con fuerza de mi uniforme, posiblemente aferrándose a una mínima chispa de esperanza.

Y así en aquella noche de frío invierno mi vida cambio y la del pequeño Law también. 


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Buenas noches, he regresado, espero actualizar pronto, trataré de tomar mis tiempos libres en el trabajo para escribir. Toco la historia de como Corazón y Law se encontraron; también para aclarar que Doffy no será malo, no quiero hacer de esta historia ese tipo de drama. Igual estaré editando los capítulos. Sin más me despido <3

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⏰ Última actualización: Jul 09 ⏰

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