El ciclo.

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Freddy es alguien quien sabe reprimir muy bien subintinto de alfa. Pero con Isidoro a su lado es realmente complicado. Como bien se sabe los alfas son destacables por ser fuertes y dominantes, esto desde siglos pasados. Y así es Freddy, es fuerte y sabe pensar y que hacer en todas las situaciones; menos en la que esta en estos momentos. Su compañero de patrullaje y marido Isidoro está teniendo su celo. Si fuera otra persona simplemente le llevaría al hospital, pero al tratarse de su marido su olor le atrae, le obliga a no llevarle a otro lugar que no sea a su lado. El suceso fue en pleno patrullaje, en el que Isidoro empezó a sudar y a insinuarse al comisario. Nada nuevo, pero está vez esparcía feromonas como un espesor, lo cual puede ser peligroso para los otros ciudadanos omegas. Freddy olfateo a Isidoro tanto como pudo hasta cansarse y es que su olor a canela le encanta. No es fuerte como el de los otros alfas o como el suyo. Es tranquilizante en los momentos indicados.

Luego de una breve charla con Isidro se dio cuenta que este estaba teniendo su ciclo. Freddy se sonrojo un poco, puesto que nunca había pasado algún celo con alguien más aparte de su ex pareja, una omega. La diferencia de eso es que Isidoro es un alfa y sus celos deberían pasarlo con algún compañero omega. Con ese pensamiento desde que empezó su relación con el oficial, conduce a la casa, mejor dicho mansión, de Isidoro.

—¿Puedes caminar dentro?—Pregunto Freddy y si Isidoro no podia el le cargaría. Isidoro se removió en el coche, se siente incómodo y solo quiere su cama.

—Ni que fuera un puto omega, tete, que ya estoy bien.—Freddy se acerco a este y acarició su rostro sudado. Observo los ojos de este quien lo miraba con una chispa de sumisión.—Trucazo..

Eso fue suficiente para que Freddy le diera un pequeño beso en los labios. Tan corto que Isidoro apenas se dio cuenta que este le había besado. Ambos bajaron del coche en silencio, se adentraron en la casa y cuando la puerta se cerró Isidoro se lanzó a los labios de Freddy, arrinconandole en la pared mas cercana. Las manos del comisario le tomaron de la cintura apretando está con prudencia. El beso era casto y ambos luchaban por la dominancia. Isidoro dio un respiro por su nariz y se separó un momento del beso, jadeante al igual que Freddy quien mantenía sus manos en las caderas del oficial.

—Como me pones, neno.—Dijo de repente Freddy, haciendo reír escandalosamente a Isidoro. Ambos volvieron a besarse, está vez más pausado, por petición de Freddy quien le gustan los besos un tanto calmados. Pero, esto no duró mucho porque Isidoro ya tenía su mano dentro de la camisa del comisario. No sabe que tiene el pecho de su marido pero le pone de una manera. El sentir la carne y su abdomen marcado era el paraíso de Isidoro, al igual que los carnosos glúteos.

—¿Que tienes con mis nalgas, Isidoro?—Freddy entre cerró los ojos buscando respuesta alguna. Y aunque le gusta el cariñoseo de Isidoro le avergüenza aún.

—No sé, me gustan. Pero no más que tú, eh.—El lobo interior de Freddy se revoloteaba de emoción, esparciendo más feromonas de las que debería. Eso fue suficiente para que Isidoro se cansará de tantos juegos y le tomará de la mano para subir a la habitación. Y es que el olor que emana Freddy hace que sea imposible controlarse. Y se lo hace saber cuándo lo acuesta en la cama matrimonial y se postra encima de este, para luego acercarse a su cuello, inhalando el aroma a café que le hace pasar su lengua por ahi. Freddy le toma de los cabellos al notar por donde va la cosa.

—Aqui mando yo, ¿oíste?—Le susurra con las manos cerca de su cuello, teniéndole prácticamente inmóvil, Freddy se acercó a sus labios y sin dejarle responder le besó. Y es Freddy no le gusta ser dominado, le gusta ser el único que pueda ver como alguien ruega por su polla, especialmente su marido. Con una macabra lentitud le desviste e Isidoro transpira tanto que está a punto de cabrearse.

—¿Podrías apresurarte? Que me duermo, tete.—Se quejo y Freddy terminó de desvestirle susurrando un pequeño desesperado. Observo el cuerpo de su marido y suspiro al tener semejante obra de arte a su merced, solo para él.

—Volteate.—Isidoro hizo lo que le dijo casi al instante y ahora su culo está en pique, dando una buena vista de sus glúteos. Llevó sus dedos a la boca de este.—Chupalos y que queden bien mojaditos, ¿oíste?—Isidoro asintió repetidas veces y empezó su labor. A medida que pasaban los segundos la habitación empezó a llenarse del húmedo chapoteo de los dedos entrando una y otra vez en Isidoro. Quién al no poder con tantas sensaciones escondía su cara en la almohada.—Isidoro, déjame escucharte.—Isidoro negó apresuradamente.

—Hemos hecho esto muchas veces, no te hagas el difícil ahora Navarro.—Isidoro le lanzó la almohada donde tenía su cara antes y ahora sin restricciones gime a un nivel descontrolado, siendo musica para los oidos de Freddy. Noto como Isidoro movía cada vez más sus caderas hacia sus dedos, así que saco estos dando por hecho de que esté ya está listo.

—Voy a entrar ahora.—Freddy se acerco al cuello de Isidoro y dejó un pequeño beso. Sentía que estaba siendo demasiado rudo y esa era una forma de transmitirle tranquilidad a su esposo.

—Eso debiste hacerlo hace tiempo, pero como eres un puto viejo.—Bueno, quizá no estaba siendo lo suficientemente duro con él. Freddy no tuvo piedad y entró de una sola estocada, recibiendo un chillido de Isidoro.
La sensación que le invadió a Navarro fue una de las mejores, porque tener sexo en medio de un celo es lo mejor, según el, ya que el aroma hace que tu orgasmo sea mas fuerte. Freddy no esperó mucho y empezó con lentos movimientos, observando la tersa espalda de su acompañante. Con sus grandes manos trazo los músculos, el como Isidoro se retuerce por el placer que me causa le incita a darle más de aquel afrodisíaco que es su polla. Para mas estabilidad sus dos manos se colocan en las dos masas de carne de Isidoro que aprieta, y luego embiste mucho más fuerte, arrancándole gemidos entrecortados al oficial.

—Hace unos momentos..—Tomo aire, para  luego hablar nuevamente.—Estabas diciendo que soy un puto viejo, isidoro. Entonces, ¿un puto viejo puede hacerte llorar como una perra?—Isidoro más que estar adolorido se sentía en el puto cielo y aunque escuchaba la palabrería de su comisario, no podía responder, no ahora que Freddy había encontrado aquel lugar que le hizo sollozar aun más.

—T-trucazo. Mierda..—Isidoro se sentía cerca, así que con su mano empezó un vaivén en su miembro, buscando rápidamente consuelo en las cobijas que lo acogieron como pudieron cuando Freddy se acerco peligrosamente a su cuello y mordió este lo suficiente para dejar una pequeña marca. Isidoro dio un sonoro gemido por tantas sensaciones y se liberó entre gruñidos y jadeos, dejándose vencer finalmente. Freddy gruño cuando se vino dentro de Isidoro, empujando lo más que podía, escuchando los pequeños sollozos del orgasmo tan grato de Isidoro.



Un nuevo día empezaba e Isidoro modelaba su nueva marca como todo un campeón.

—Isidoro apestas al comisario, jode'.—Decia Leocardo, siendo está una opinión mayoritaria. Y aunque el olor no era feo ni mucho menos desagradable, algunos comentarios eran de celos hacia isidoro. Porque ¿quién no quiere despertar y oler al mejor comisario de la ciudad?

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⏰ Última actualización: Jul 10 ⏰

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Isidoro el gae y su esposo Freddy tuculazoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora