Capítulo 36: Un Nuevo Bebé .
Semanas después de su reencuentro con Colin, Penelope comenzó a sentirse diferente. Las náuseas matutinas y la fatiga la llevaron a sospechar que estaba embarazada. Después de confirmar sus sospechas con el médico, la noticia la llenó de alegría y temor. Penelope sabía que el bebé que esperaba era el resultado de su noche con Colin.
Penelope se sentó con Benedict una tarde mientras los niños jugaban en el jardín.
—Ben, tengo algo importante que decirte —dijo Penelope, su voz temblando ligeramente.
Benedict la miró con preocupación, dejando a un lado el libro que estaba leyendo.
—¿Qué ocurre, Pen? ¿Estás bien?
—Estoy embarazada —dijo Penelope, viendo cómo la expresión de Benedict cambiaba de preocupación a sorpresa y luego a alegría.
—¡Eso es maravilloso! —exclamó Benedict, abrazándola—. Otro bebé en la familia.
Penelope se sintió abrumada por la culpa y el miedo. No sabía cómo reaccionaría Benedict cuando se diera cuenta de que el bebé no era suyo. Los meses pasaron, y Penelope trató de disfrutar de su embarazo, aunque el peso del secreto la atormentaba.
Finalmente, el día del parto llegó. Benedict estaba a su lado, sosteniéndola de la mano mientras daba a luz. Cuando el bebé nació, todos en la sala quedaron sorprendidos por su parecido asombroso con Penélope . Benedict miró a Penélope con una mezcla de confusión y alegría por su bebé.
—Penelope, ¿qué significa esto? Nuestra bebé es hermosa y bella como tu amor —preguntó, su voz quebrándose.
Penélope sintió que el mundo se desmoronaba a su alrededor. Las lágrimas rodaron por sus mejillas mientras trataba de encontrar las palabras adecuadas.
—Benedict, lo siento tanto. Como... amor estoy muy feliz es hermosa.
Benedict se levantó y salió de la habitación sin decir una palabra, dejando a Penélope sola con su recién nacido. La felicidad por su hija , la quería gritar por todos lados y de forma fuerte y clara al entrar a la habitación por su hija decidió llamarla Jen .
Capítulo 37: La Muerte de Benedict
Benedict había estado luchando con su salud durante meses, y la tensión del descubrimiento del bebé solo empeoró las cosas. A pesar de sus diferencias, Penelope y Benedict trataron de mantener una fachada de normalidad por el bien de sus hijos. Sin embargo, la enfermedad de Benedict avanzó rápidamente.
Una noche, mientras la familia estaba reunida en la sala, Benedict comenzó a toser violentamente. Penelope corrió a su lado, sujetándolo con fuerza mientras él luchaba por respirar.
—Ben, por favor, aguanta. Llamaré a un médico —dijo Penelope, su voz llena de pánico.
Benedict la tomó de la mano, su agarre débil pero firme.
—Pen, no hay nada que puedan hacer. Solo quédate conmigo —susurró.
Penelope se sentó a su lado, sosteniéndolo con lágrimas en los ojos. Los niños, asustados y confundidos, se agruparon alrededor de su padre.
—Papá, ¿te vas a poner bien? —preguntó Eliot, con voz temblorosa.
Benedict sonrió débilmente, mirando a sus hijos con amor.
—Siempre estaré con ustedes, mis queridos. Cuídense unos a otros y sean fuertes para su madre —dijo, su voz desvaneciéndose.
Penelope sintió cómo la vida se escapaba de Benedict mientras lo sostenía en sus brazos. El dolor de perder a su esposo era insoportable, pero sabía que tenía que ser fuerte por sus hijos. La familia lloró la pérdida de Benedict, enfrentando el dolor juntos.
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Los secretos de Penélope y Colin
RomantiekEn los salones de la alta sociedad londinense, donde las apariencias y los secretos son moneda corriente, dos almas destinadas a encontrarse navegan entre bailes y miradas furtivas. Penelope Featherington, siempre a la sombra de su deslumbrante amig...