La trama comienza con Izuku sosteniendo a un guardia del cuello.
El guardia lo miraba con terror, en un instante todo su equipo fue exterminado por la persona enfrente de el.
Su escuadrón era el encargado de proteger el quinto piso el cual lleva a la oficina de su superior. Todos estaban en posición esperándolo detrás de barricada.
Prepararon bombas C4 y colocaron claymores en el pasillo.
El pasillo en donde se encontraban era bastante ancho y largo, al menos 4 metros y 50 de largo.
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Al momento en que vio una silueta de un joven con ojos rojos, cabello negro y manchas recorriéndole todo el cuerpo abrieron fuego.
Pero nada funcionaba, las claymores explotaron y no recibió ni este rasguño.
Decidieron hacer explotar los C4 y eso causo un pequeño derrumbe, una montaña de escombros cayeron encima de él y un eco resono en toda el área.
Pero segundos después se los quito de encima como si nada, empujando su puño a través de los duros concretos de hormigón reforzado.
El chico caminaba hacia ellos con una expresión gélida, los miraba como si solo fueran tierra bajo sus zapatos, no incluso la tierra tiene más valor que ellos.
El Escuadrón no se rindió y abrió fuego una vez más, una incesante lluvia de balas y explosivos impactaban en el.
Pero el resultado era el mismo, nada funcionaba, las balas rebotaban o caían abolladas en el suelo al entrar en contacto con su piel.
Era imposible dañarlo todo lo que le tiraban parecía no tener efecto en el, balas, granadas, bombas, lanzacohetes nada le hacia ni el más mínimo rasguño, era indestructible.
Pero todo se fue al demonio cuando lo vieron teletransportarse justo en el medio de su escuadrón.
Cuchillas emergieron de sus manos y un segundo después emergió el caos.
Sangre, vísceras, extremidades y principalmente gritos inundaron el pasillo en el cual se encontraban.
Las paredes adquirieron una nueva tonalidad, una roja viscosa.
Vio con temor y impotencia a sus compañeros ser despedazados por este monstruo, y no solo eso sus ojos brillaron y al siguiente un laser dividió a la mitad a los último sobrevivientes que intentaron huir.
Hasta que al final quedó solo el, su destino esta sellado, el chico que lo sostiene del cuello como un mísero insecto no le perdonará la vida.
Lo ve en su mirada, sus ojos rojos como los fuegos del infierno mismo lo miraban como si el no fuera nada más que una criatura debil y miserable.
