-Mi yo de hace 4 años no es nada comparado a mi yo en la actualidad, ahora .-dijo de manera pausada- permíteme presentarme Ocon .-ante la mirada de su alfa se dirigió a su ex esposo
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1 de enero, 730 días antes de Conocer a su destinado
Estaba a punto de casarse con el hombre que amaba, sus manos temblaban, sus ojos emanaban brillo y sus pupilas estaban dilatadas; llevaba un traje formal blanco, un aniño en su dedo de compromiso y maquillaje sobre sus pecas ocultando las completamente. Sonreía con emoción y con lágrimas de felicidad retenidas en sus ojos
Estaba tan feliz, su corazón latía con fuerza en su pecho y aún que su omega no estaba igual de emocionado movía la cola en su interior para tranquilizarlo, su omega no queria arruinar su felicidad al menos no ese día así que decidió estar tranquilo y calmado durante todo lo que restaba
Estaba apunto de casarse con Esteban Ocon, el alfa que lo había conquistado, su primer y único amor hasta ahora, él que le daba su cariño y cuidado siempre que estaba presente, él que le regalaba rosas y chocolates cada mes mientras le recordaba lo hermoso que era y cuánto lo amaba
14 de mayo, 596 días antes de Conocer a su destinado
Tenía miedo, mucho miedo y dolor, en su cuerpo habían mordidas que aún sangraban, marcas de un cinturón en sus muslos y glúteos, dedos marcados en sus caderas, brazos y cuello. No estaba enlazado ya que la piel de su cuello, donde iba la marca de su alfa estaba sana sin mancha, seguía siendo libre pero estaba privado de muchas cosas gracias a su esposo
Si, su esposo, Esteban lo maltrata, lo golpeaba asta el cansancio y lo utilizaba como si de un maniquí se trata se, ahora las caricias se habían convertido en moretones y bofetadas, los chocolates en mordidas, las palabras de amor en insultos y las rosas en azotes con un sinturon
Su cuerpo estaba moribundo, pero aún tenía que salir de ahí; era ahora o nunca, sabía que Esteban estaba ebrio y que en cualquier momento abriría la puerta y tal vez y solo tal vez podría escapar. Se puso detrás de la puerta al escuchar las pisadas provenientes de afuera de la habitación sosteniendo un pequeño bote de vidrio en su mano derecha junto a sus documentos y por fin, la puerta se abrió
-Sergio .—el hombre entro tambaleándose, por suerte no empujó mucho la puerta– ven putita ¿Estás debajo de la cama otra vez? .—cuestiono en su estado de ebriedad alejándose de la puerta
Sergio salió detrás de la puerta y de la habitación cerrando con seguro, agarro la primera prenda que encontró, tomo dinero de la billetera del hombre con las manos temblorosas mientras escuchaba como el hombre lo maldecía y gritaba por qué lo dejara
Salió de ese horrible lugar que algún vez fué el nido de su amor ahora marchito. Era de noche, las estrellas brillaban en el cielo, la luna resplandecía era una luna menguante pero se mirba hermosa, la brisa cocho contra su cara, removiendo las hojas y su cabello sucio