Capítulo 2: Primeras Impresiones

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Ana no podía dejar de pensar en la conversación con Lucía. Mientras caminaba hacia su trabajo en la librería, se dio cuenta de que había una ligera excitación en su paso. Al llegar, saludó a su compañera de trabajo, Marta, y se puso a ordenar los nuevos libros que habían llegado esa mañana.

Marta: (observando a Ana) Hoy estás especialmente sonriente. ¿Algo que contar?

Ana: (sonriendo ampliamente) Conocí a alguien interesante esta mañana en la cafetería nueva.

Marta: ¿Alguien interesante? Cuéntame más.

Ana: (riendo) Se llama Lucía, es arquitecta y tiene un sentido del humor increíble. Nos llevamos muy bien.

Mientras tanto, en su oficina, Lucía también estaba inmersa en pensamientos sobre Ana. La conversación en la cafetería había sido refrescante, algo que no había experimentado en mucho tiempo. En medio de su rutina diaria de planos y reuniones, su mente seguía volviendo a la sonrisa de Ana y su risa contagiosa.

Las horas pasaron y el destino decidió intervenir una vez más. Esa misma tarde, Ana y Lucía se encontraron inesperadamente en una librería local. Ana estaba reorganizando una sección cuando vio a Lucía entrar. Su corazón dio un pequeño vuelco.

Lucía: (sonriendo al ver a Ana) Vaya, parece que frecuentamos los mismos lugares.

Ana: (con una sonrisa amplia) ¡Qué sorpresa! ¿Buscando algo en particular?

Lucía: Solo explorando. Siempre me ha gustado perderme entre los libros, aunque no siempre tengo tiempo para leer.

Ana: (mostrando una estantería) Bueno, si necesitas alguna recomendación, estoy aquí para ayudar.

Pasaron la siguiente media hora recorriendo la librería juntas. Ana le mostró a Lucía sus secciones favoritas y recomendaron algunos títulos. Lucía, a su vez, compartió anécdotas divertidas de su trabajo como arquitecta.

Ana: (sacando un libro) Este es uno de mis favoritos. Trata sobre dos personas que se encuentran de forma inesperada y cómo sus vidas cambian a partir de ese momento.

Lucía: (tomando el libro y mirándolo con interés) Suena interesante. Tal vez sea una señal.

Ana: (riendo) Tal vez lo sea.

Lucía compró el libro recomendado por Ana y ambas salieron de la librería con una sensación de satisfacción y anticipación. Antes de despedirse, Lucía miró a Ana con una sonrisa que hablaba más que mil palabras.

Lucía: (con un tono juguetón) Parece que el destino está conspirando para que sigamos encontrándonos.

Ana: (sonriendo) Y no me quejo en absoluto.

Se despidieron con la promesa de verse pronto. Ana volvió a su trabajo con una sonrisa aún más amplia, mientras que Lucía caminaba hacia su próximo compromiso con el libro en la mano y una chispa de emoción en su corazón.

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