014

651 31 1
                                    


"Hi, Max"

Mi abuela murió el 10 junio, anoche una parte de mi se fue con ella.















Las pocas horas que me quedaban para dormir, no las ocupe. Estuve toda la madrugada con mis familiares, a mi abuela la arreglarían para llevarla a Bérgamo, donde pertenecía mi abuela.

Yo me encontraba frente a Brando, con una expresión melancólica en el rostro. El verano recién comenzaba, y el clima empezaba a calentarse, pero a Laila se le hacía difícil disfrutar del clima cálido mientras aún procesaba la pérdida de su abuela.

— Tengo que irme unos días a la ciudad donde vivía mi abuela— dijo Laila, con un tono suave pero triste en su voz.

—Debo estar allí para el funeral—

Los ojos de Brando se llenaron de afecto y comprensión mientras miraba a Laila. Él podía ver cuánto estaba luchando para mantener la calma y procesar todo lo que estaba pasando.

— Lo siento mucho, Laila— Dijo con voz suave.

Laila asintió ligeramente, agradecida por el apoyo de Brando. Su rostro aún estaba marcado por la tristeza y la melancolía, pero sus ojos traicionaban el peso de la responsabilidad que sentía por asistir al funeral de su abuela.

Braso extendió una mano y la colocó suavemente sobre la suya.

— Estoy aquí para ti, si necesitas algo mientras estés en la ciudad— ofreció con cariño.

Las palabras de Brando reconfortaron un poco a Laila, aunque aún lidiaba con un torbellino de emociones dentro de sí. Su expresión se suavizó ligeramente y dio un pequeño apretón a la mano de Brando.

— Gracias— Dijo con sinceridad, sabiendo que podía contar con él para apoyarla incluso a distancia.

Brando mantuvo su mano sobre la de Laila por un momento más, antes de liberarla suavemente y inclinarse ligeramente para darle un beso en la frente. Era un gesto suave y afectuoso, una forma de transmitir confianza y apoyo a pesar de la distancia que pronto los separaría.

— Vuelve pronto, ¿sí? — Dijo suavemente, mirándola a los ojos. — Estaré aquí esperándote.—

Laila respiró hondo y, tras despedirse nuevamente de Brando con la mirada, finalmente se apartó y se volvió para caminar hacia donde la estaba esperando Damiano junto al coche. Sus pasos eran un poco vacilantes, pero se esforzó por mantener la compostura.

Cuando llegó junto a Damiano, él la recibió con una sonrisa comprensiva, aunque también se podía ver la tristeza en su expresión. Se subió rápidamente al coche, dejando que sus pensamientos y emociones vagaran mientras se preparaba para el largo viaje hacia la ciudad donde vivía su fallecida abuela. Damiano se sentó al volante del coche y encendió el motor. Mientras salía del camino para incorporarse a la carretera, echó un vistazo a Laila, quien estaba sentada a su lado con su maleta en el asiento trasero.

El silencio se instaló entre ellos mientras recorrían la carretera, sólo quebrado por el suave zumbido del motor y los sonidos de la naturaleza a su alrededor.


Cuando el coche llegó a la casa, el chofer salió y abrió la puerta para dejar a Laila y Damiano bajar. Mientras sacaba las maletas del maletero, el padre de ellos apareció en la puerta de la casa y los llamó con un gesto de mano.

𝐒𝐎𝐔𝐋𝐌𝐀𝐓𝐄 | Brando de sanctis (baby) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora