Cuarto Capítulo: Un día

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7 años antes...

Cuando Rosé y Jisoo comenzaron a salir, no fue de la noche a la mañana, pero fue bastante rápido. Jisoo no se rendía, pues tenía que enmendar su error de estar actuando. Aunque no fuera nada malo, Rosé sentía muchos celos de eso. Hasta que por fin pudo encontrar a alguien con quién identificarse.

Jennie Kim.

Era su amiga, también trabajaba en el restaurante, sólo que era la sobrina de los dueños, de los señores Lee. Ellos eran muy amables, Rosé seguía siendo una camarera, pero después de hacer una prueba con Jennie, ella podría subir a ser commis.

Jennie era una de las encargadas de la administración del restaurante, y además tenía de novia a una de las chefs de postres más grandes de toda Corea, Lalisa Manobal, que para empezar, no era coreana, sólo era una tailandesa con suerte.

Jennie y Rosé pasaban algunas veces a verse porque ambas eran buenas amigas.

Cómo ese día en el que Jisoo olvidó las llaves de su casa dentro de ella, Rosé simplemente decidió que era un buen día para hacer de su vida más miserable.

"Aún no llega al restaurante." Le mencionó a Jennie cuando estaba sentada para disfrutar de su comida, Rosé estaba en las últimas horas, por lo que próximamente podría salir a casa.

"No. Debe seguir en su obra. Jisoo nunca tarda tanto." Señaló la chica de cabello castaño.

"Ella a veces está haciendo más cosas, Jen, nos consume el trabajo." La rubia suspiró.

"¿Ella no sabe lo que piensas de esto?" Jennie le preguntó mientras comía su langosta.

"Sólo está segura de que no me agrada que sea actriz en el teatro."

"Está bien, pero no creo que quitarle su sueño ayude en que dejes de sentir celos." Explicó Jennie acomodando su uniforme.

"Está creyendo en si misma más que en las dos." Se quejó una vez más la rubia. Puso sus manos en la mesa de madera oscura, tomando más de dos platos, apilados uno sobre otro, algunos llenos de comida y otros sin nada, poniéndolos sobre su carrito de cosas.

"Es su profesión." Dijo Jennie con la calculadora entre su mano, con la otra anotaba los números en una hoja de papel, viendo a Rosé de reojo quejarse y poner las cosas sobre el carro, y verificando los últimos detalles.

"Llegará tarde esta vez." Rosé apuntó a su reloj en la muñeca izquierda. Movía el pie ansiosamente, Jennie chasqueó la lengua, acomodándose las gafas de color negro en el puente de su naríz para tomar el teléfono y llamar.

"Lo siento, pero Jisoo es actriz y a menos de que quiera matarse, te dará la razón. Llamaré a el tío Lee, un segundo..." Jennie puso el aparato en su oreja, saludando a la persona del otro lado de la línea.

Rosé refunfuñó algo. Sacó el spray para limpiar las mesas de su carrito y lo esparció por la mesa sucia del frente. Con el trapo neón extendido, retiró los deshechos de la comida y alguna que otra mancha de origen desconocido.

Pasó de limpiar una sola, a cada mesa que había en el lugar, como lo hacía cada noche, con Jennie de compañía, esperando por lo mismo que ella, su amada novia.

Entre las dos veían como las manecillas del reloj iban cada vez más rápido, lo que significaba que Lisa saldría, y que Jisoo no llegaría a tiempo.

A Rosé, le parecía raro que la pelinegra demorara tiempo valioso que podía ocupar en ella, que en su trabajo. Pensaba que los alfas tenían un lazo con los que eran destinados. Pero eso era un invento para los omegas y evitar que se separaran.

Aunque su vínculo existiera.

Una hora más tarde, Jisoo logró salir del teatro, con todas sus cosas en las manos, su maleta enorme de color negro, con diversos compartimentos y el nombre bordado en el lado Izquierdo superior de la bolsa, con cada una de las que lo conformaban abierta, porque Jisoo no dejaba que las cosas le hicieran tanto peso en sus hombros y decidía llevar las cosas fuera de ella.

Las calles, que nunca estaban tan abarrotadas, parecía que hoy era un día ocupado. Porque todas ellas estaban repletas de autos, personas, y animales. Jisoo realmente gruñó a cada una de esas personas que le ofrecían pasar un rato agradable en uno de los desfiles que hacían por el aniversario de una tienda de mascotas.

Ella sólo quería confirmarle a su rubia, que estaba totalmente bien, y que si no había llegado a la hora de la cena, fue porque el director Mino, no podía terminar una escena difícil.

Corrió por la última calle antes del restaurante.

Con las botas negras casi cafés de todo el lodo y las lluvias de toda la semana. Con la nariz roja, debido al frío, el cabello despeinado, los anteojos cayéndose entre su blusa blanca que ahora era amarilla porque Glen, tiró sopa sobre ella.

Solamente llegando cuando el restaurante estaba totalmente apagado, Jennie y Rosé seguían conversando dentro, y justo en eso, Lisa salía de la cocina con el cabello recogido en una coleta alta, con las manos abiertas para recibir a su novia en sus brazos, quién sonreía y hacía lo mismo, pero Rosé sólo mantenía su cabeza en el piso, esperando a que la interacción terminara o que fuera menos larga para interrumpir con un carraspeo menos fuerte.

"Lo lamento, Rosie." Se disculpó Lisa soltando a Jennie lentamente, estirándose para abrazarle a ella.

"Sí. Hola Lisa." Le dijo Rosé.

"Estamos esperando a Chu." Informó Jennie, guardando la libreta de Lee, en el centro del mueble en el que estaba.

Lisa se acercó a ella y le acarició el cabello en la parte superior.

"Ella, ¿Ya te llamó?" Le preguntó Lisa. Un poco insegura de como defender a su amiga, que sabía que era buena alfa, siempre se había presentado como una ejemplar, y Lisa sólo podía observarlo gracias a sus comportamientos.

Oyeron que la ventana sonó. Antes de que Rosé pudiera responder. Gritó de alegría.

"¡Oh, Chu!" Gritaba la rubia, tomando las llaves para abrirle.

Cuando lo hizo, la bolsa negra cayó al piso, y Jisoo se quitó los lentes, que también cayeron, sonrió y atrajo a Rosé para abrazarla.

"¡Rosie! ¡Rosie!" Gritaba Jisoo, apretando a Rosé en el abrazo.

Las otras dos les miraban, sabían que su conexión era igual que la de ellas, mirarse con ojos de amor a cada momento, estudiarse la una a la otra, decirse lo que pensaban siempre, eso era lo que más hacía de su lazo, algo realmente impresionante.

Lo entendían. Pero no entendían como era que Rosé había dejado de ser una idiota, y había aceptado a Jisoo. Cómo pasaron de ser una omega enojada y su rechazo a ser miel sobre hojuelas, aunque estaban seguras de que esto era, Miel con menta.

Tantas cosas que solo pasaban porque se querían, pero más que sólo ellas no querían aceptarlo todavía.

Pero lo harán, alguna vez.

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When Rosé falls in love | ChaesooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora