the saddest part of me - Bkdk [Finalizada]

07

Izuku no pudo pegar un ojo en toda la noche. Se sentía demasiado afectado por la actitud de Katsuki hacia él. Seguía dando vueltas en la cama intentando entender qué era lo que había hecho mal... Nunca se había sentido tan rechazado en toda su vida. Kacchan había sido tan cariñoso con él que casi parecía surrealista; los besos y las caricias aún ardían en el cuerpo de Izuku cada vez que los recordaba, y no quería olvidarlos nunca, aunque al mismo tiempo le dolía recordarlos.

Abrazó su almohada y enterró su cabeza en la suavidad, imaginando que era el pecho de Katsuki. Aunque claro, era diferente, demasiado diferente. Una almohada no podía compararse con la calidez y la reconfortante sensación de tener a Katsuki cerca suyo. Cerró los ojos y pensó en él, en sus ojos, cabello, caricias, palabras bonitas y risa... Izuku sonrió al recordar lo lindo que se veía el rubio con las orejas y mejillas sonrojadas. Con esa imagen en mente, pudo calmar un poco su corazón roto y conciliar poco a poco el sueño, esperando y deseando que mañana Katsuki se portara mejor con él, y que todo lo que había pasado en las últimas horas fuera solo un mal sueño.

....

El lunes por la mañana, Katsuki estaba listo para marcharse de los dormitorios. Aizawa había hablado con los padres de Katsuki para avisarles del incidente con el quirk. No les dio muchos detalles sobre cuánto tiempo estuvo Katsuki en este universo, pero tanto a Mitsuki como a Masaru no les interesó. Solo querían ver a su hijo, aunque realmente no era el que habían perdido.

El rubio bajó las escaleras del dormitorio con su mochila al hombro. Sus amigos lo estaban esperando cerca de la puerta para despedirlo, sabiendo que quizás era la última vez que lo verían.

—¡¡Bakuu!! —gritó Mina entre lágrimas, abrazándolo.

—¡Agh! ¡Aléjate! —se quejó, pero al instante todos sus amigos, Kirishima, Denki y Sero, corrieron a abrazarlo también.

—¿Qué está pasando? —preguntó un Todoroki medio dormido mientras bajaba por las escaleras.

—Baku va a ir a la casa de sus padres —dijo Mina mientras Kirishima le secaba las lágrimas.

—Ah... Bueno, creo que es necesario que tus padres te vean también... —dijo haciendo una mueca mientras miraba alrededor—. ¿Midoriya sabe?

—No —dijo el rubio rápidamente—. Y es mejor que no le digas nada al nerd. —Frunció el ceño. No quería ver la expresión de Izuku, seguramente estaría decepcionado y triste, lo que hizo que el estómago de Katsuki se revolviera de una forma poco agradable.

Pero el rubio ya debería estar acostumbrado a tener mala suerte. —¿Qué se supone que no me pueden decir...? —dijo un tembloroso Izuku bajando por las escaleras. Katsuki suspiró agotado mientras todos se miraban sorprendidos.

El silencio reinó en el lugar y Izuku volvió a hablar. —¡¿Qué no me pueden decir?!..- Todos miraban la situación incómodos mientras los ojos de Izuku se concentraban solo en el otro.

—Hablemos afuera —Katsuki le dio su mochila a Kirishima mientras se acercaba a Izuku, lo tomó por la muñeca y ambos salieron de los dormitorios. Era temprano por la mañana y en media hora empezarían las clases; el sol recién se estaba mostrando.

—Kacchan... —Katsuki lo soltó una vez que sintió que estaban lo suficientemente lejos de los dormitorios—. ¿Qué pasa? ¿Por qué estuviste actuando así?

—Izuku. Voy a volver a la casa de mis padres —el chico asintió, aunque se veía afligido por dentro.

—¿Pero vas a volver, verdad? —preguntó, apretándose la muñeca donde antes estuvieron los dedos de Katsuki. El rubio esquivó su mirada y negó con la cabeza en respuesta. La respiración de Izuku se agitó—. Pero, Kacchan, no te puedes ir... Por favor, ¿qué hice mal? ¿Es mi culpa? —El chico volvía a llorar otra vez—. Por favor Katsuki, ¡por favor Kacchan! —Con las manos temblorosas, se acercó al rubio y apretó con fuerza la remera negra de él—. No me dejes, no me dejes —repetía una y otra vez. Katsuki sentía que el corazón le pesaba, quería abrazar a Izuku, sostenerlo, secarle las lágrimas y no volver a verlo triste nunca más.