12. Tempestad

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De pronto, su cuerpo abandonó todo tipo de cordura cuando dejó todo de lado para estar junto al hombre que tanto amaba.
El la recibió en sus brazos de forma insistente, con sus cuerpos sudorosos y ávidos del fiel contacto que ejercían uno contra el otro, se dejaron llevar por algunos minutos.
El capitán pudo percibir que ella aún permanecía ajetreada por lo sucedido, sin contar que su herida seguía parcialmente abierta.

Por un efímero momento, sintió que pasaría lo mismo que en el laboratorio de la BSAA, que terminaría con una fuerte reacción por el virus latente en su cuerpo. Algo que Rebecca le había advertido antes de partir, que podría pasar, y en el peor de los casos, dejarla con los síntomas de forma intermitente. Así que trató de serenarse lo más pronto posible, al menos hasta que sus compañeros llegarán por ellos.

A varios kilómetros de su posición, un vehículo Hummer se aproximaba cada vez a ellos, tan solo ver la carrocería de la camioneta les daba la señal de que se trataba de sus compañeros de equipo.

Al aparcar el vehículo, ambos agentes descendieron de este para observar el panorama, de un momento a otro, el cielo se tornó nublado y grisáceo, cubriendo completamente los rayos del sol, que hace unos minutos los ponía contra la espada y la pared.

El moreno se plantó ante Chris muy preocupado por la situación, contagiando a este de la misma.

~Hemos seguido la pista de una interesante localización de la base de Tricell. Y, parece ser que están en una zona minera, no me extraña, es buen sitio para usarlo como tapadera.~ Advirtió el moreno, ante el capitán que le escuchó atentamente.

~¿Saben dónde está el lugar?~ Inquirió Chris sin dejarse impresionar.

~Está varios kilómetros a las afueras del pueblo, quizá tengamos suerte y encontremos la evidencia que necesitamos en aquella mina.~ Respondió Nadia.

~Aún no podemos sacar conclusiones, aunque debemos apresurarnos, en cualquier momento se vendrán contra nosotros, conozco a la perfección estás misiones de infiltración y reconocimiento, es muy poca la probabilidad en que alguna acabe bien.~ Recalcó el capitán solemne.

Hizo un ademán para marcharse que todos acataron con gusto, pues las condiciones ambientales de aquel desierto caluroso, se tornaron inciertas. Y no querían arriesgarse a un inminente atascamiento o volcamiento, o peor, el ataque de algún alacrán o serpiente de cascabel que rondaban por ahí.

Subieron a la camioneta, nuevamente DC tomó el control de esta debido a que el capitán estaba considerablemente exhausto al igual que Jill, la cuál se mostraba taciturna y al margen de la situación.

Pasaron impunemente por las calles de aquel peligroso barrio en ruinas a unas cuántas manzanas de la destilería, con cuidado de que ningún vehículo sospechoso los siguiera hasta su destino.

Tras varios minutos de estar conduciendo, por fin llegaron a la avenida principal.
De inmediato, DC se desvío inesperadamente hacía una calle estrecha, un callejón maloliente por el que tan solo faltaban unos escasos milímetros, para que la pintura de la carrocería se rayara contra la pared.

Ante la acción de DC, Chris alzó la mirada atento, a la expectativa.

Rápidamente Jill espabiló tras estar perdida en sus pensamientos, pues algo llamó mucho su atención, llenandola de angustia.
Dos camiones reforzados en defensas y parachoques, estaban convenientemente frente al hotel, de lo que se percató al instante fue una particularidad en la parte superior derecha de cada uno de ellos, las placas de identificación, mismas que utilizaban para transportar material biológico en África, mientras estaba bajo el control de Wesker, veía ir y venir esos camiones con diferentes tipos de cargas en su interior.

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⏰ Última actualización: Jul 10 ⏰

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