Tiempo atrás, existía un linaje de protección llamados Niiphi (N-e-f-i). Samuráis del Antiguo Egipto. A menudo eran contratados como escoltas para enviar a personas nobles a otro reino, sanos e ilesos. Ser un Niiphi era un trabajo difícil. Como samuráis tenían tres reglas a seguir:
❖ No mostrar emociones.
❖Matar cuando se debiere.
Y la última, pero no menos importante:
❖ No enamorarse de su cliente.Los quebrantadores de reglas eran tragados por la muerte mientras que los obedientes eran tragados por la dolencia de no ser sinceros.
La décima misión de Mew daba comienzo.
Él recibía las órdenes hincado sobre el pavimento del Gran Salón Imperial. El suelo era del color de la noche y enormes flores de loto reemplazaron las estrellas en oro. La luz cubría al rey como a un dios. Cuando en realidad era un anciano con una corona pesada. Todos en el palacio le daban menos de un año de vida y, aunque la seriedad era fundamental entre los Niiphi, Mew era la excepción. Afuera del castillo apostó cien monedas a que se quedarían sin rey en seis semanas.
—Mew, mi Niiphi de confianza, llevarás a mi meretriz a Grecia. Está prohibido verlo sin la máscara puesta. Esa es la única instrucción que te daré. Cuando el individuo quiera tomar un baño, le dan la espalda.
—Entendido, Súchil Supremo.
—Lo llevarán al Emperador Gustavo Occier. Una vez lo lleven, ahí termina la misión. Lo que él haga con el paquete no nos concierne.
—Entendido. Pero tengo una duda, Súchil.
—Exprésese.
—¿Por qué él no puede venir a recogerlo? Tiene soldados para hacerlo.
—Es nuestro regalo como conmemoración a la paz que tenemos.
—De acuerdo, Súchil Supremo.
—Habrá un carruaje esperándote en la salida del castillo. Te acompañarán dos Niiphis más y el sirviente del producto.
Mew jugaba con el adorno de su collar, deslizando la membrana oceánica en las cuatro direcciones de una brújula. Alcanzó el carruaje y tiró el collar dentro del hijab que protege su identidad. Los otros dos Niiphi alzan la mirada. Uno es Español y el otro es Extranjero. Los feroces ojos de ambos se volvieron medias lunas. Nunca se han visto sin las máscaras puestas, pero reconocen sus ojos.
—Mew. Qué gusto tenerte con nosotros.—Enzo. Evans. El placer no es mutuo.
Los Niiphi fallaron en no reír. Miraron a todos lados regañando a Mew por causarles gracia. La puerta del carruaje se abrió con la aparición del sirviente. —Caballeros, ¿ya nos vamos? — El hombre era mayor de edad y vestía de blanco. Los Niiphi asintieron sin palabras y montaron los caballos en la esquina. Mew acarició a su compañero más leal: Lunê. Un lozano frisón negro. —Nos toca otra aventura, amigo. — Justo cuando iba a montar, vió el dosel de la ventana trasera entreabierto. El cliente asomado con una mascareta dorada. Una que simulaba un rostro humano, pero que lo único humano eran sus ojos café.
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LPAC• MewGulf, EvanEnzo
AdventureUn samurái egipcio debe trasladar a un prostituto sano y salvo a Grecia..., sin embargo, el individuo porta una máscara de oro y se rumorea que cualquiera que lo mire al rostro será maldecido. •Una velada llena de acción, romance y giros 🌹•