Algunas leyendas que rondan por Earthbread mencionan que los astros, son más que objetos flotantes en medio de la vasta oscuridad del universo. Se cree que en realidad son seres conscientes, con personalidad, estilo propio y poderes más allá de lo que los mortales podrían imaginar.
Las galletas mortales tienen una amplia organización sobre estos entes, piensan que cada cuerpo celeste son pequeños reinos que se distribuyen para proteger lo que les corresponde. De esta manera, los planetas y las estrellas pertenecen a los más altos rangos, mientras que los cometas y los meteoritos, aunque mantienen su relevancia, tienen por tarea principal transmitir los mensajes entre sus superiores.
Tal es el caso de una leyenda bastante popular, acerca del Sol y la Luna.
Al principio de los tiempos, con la creación del universo, surgió el resplandeciente reino del Sol. Aquellas galletas celestiales solares caracterizaban por ser ardientes, fuertes y valientes. Su príncipe era muy amado por su pueblo y con la aparición de los demás planetas a su alrededor se volvió bastante conocido. Pese a que los otros planetas eran bastante reservados y las creaturas que habitaban no eran muy sociables, él disfrutaba de pasar tiempo con sus homólogos.
No obstante, existía un planeta donde las creaturas que lo habitaban si lo recibían con cariño y sonrisas cálidas, Earthbread. Las galletas eran bastante amables e incluso le dieron un apodo: Capsaicin, porque el príncipe comenzó a amar la comida picante. Aquellas galletas no sabían que era un ser celestial, pero si estuvieron presentes cuando él usaba un tipo de magia poco conocida pero muy beneficiosa, ya sea para las fiestas, los cultivos o simplemente para despejar los cielos, con el fin de generar un hermoso día soleado.
Capsaicin amaba recibir halagos sobre su porte o sus atuendos exóticos, gustaba de compartir en festines o enseñar conocimientos sobre el espacio, cosa que fascinaba a cualquier galleta de aquellos tiempos.
No obstante, el reino de la Luna claramente iba a notar su radiante presencia. Era muy común para ellos notar la felicidad que el sol traía a la tierra que ellos también protegían. A diferencia del Sol, quien se caracterizaba por su tez morena y paletas de colores rojizas o anaranjadas, la Luna era todo lo contrario, o al menos su príncipe quien era pálido como la nieve en pleno invierno, frío e inexpresivo, con características plateadas y azuladas.
La reina de la Luna, decide enviar a su hijo a investigar más sobre Earthbread, y para su sorpresa, le era poco común ver como sus habitantes se divertían alrededor de Capsaicin, como disfrutaban del día jugando, nadando o comiendo. Era un contraste severo a la tranquilidad que él les brindaba por la noche, estaba acostumbrado a ver a los habitantes llorar antes de dormir, las pesadillas o cualquier sueño que se presentara en su dominio. Se sintió celoso.
A diferencia de Capsaicin, cuando él descendía los habitantes solo pensaban que era un cadáver viviente, no era su culpa que su piel pálida lo hiciese ver como un muerto. Además, para los habitantes de Earthbread les parecía muy extraño que él ame bebidas o frutas amargas como las ciruelas y el jugo de ciruela, de dónde salió su apodo: Prune Juice.
Capsaicin, quien se encontraba rodeado de otras galletas no pudo evitar sentir la presencia de otro celestial. Su mirada se dirigió a alguien que estaba escondiéndose tras dos árboles.
— ¿Quién es él? — Capsaicin pregunta a una de las galletas.
— Ah él... Sólo es Prune Juice, no le gusta conversar con casi nadie, siempre se la pasa en silencio observando todo.
Prune Juice se avergüenza un poco y decide retirarse para evitar ser percibido por Capsaicin o cualquiera. Pero eso obviamente, no le impidió mostrar interés por aquel príncipe.
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Prune x Capsaicin Oneshots
FanfictionHistorias cortas del bello ship entre Prune y Capsaicin. Los personajes no son míos, pertenecen al juego "Cookie Run Kingdom" habrá un espacio para recibir requests, aunque me demoraría un poco en escribirlos :p.