Enigma

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.࿐╰─╮Kurosawa Raiya╭─╯.࿐

Entré al salón de la ceremonia de nombramiento de soldados. La mirada de muchos se posó en mi andar mientras los tacones de mis botas blancas resonaban elegantemente sobre el azulejo pulido. Mi cabello trenzado bailó rítmicamente a la par que mi uniforme susurraba los roces de sus telas. Las paredes de un café oscuro estaban bien adornadas, con detalles grabados excelentemente trabajados. Del alto techo en nuestras cabezas, colgaban algunos candelabros lujosos, sus luces iluminando perfectamente la habitación amplia. Entre la multitud, divisé a Ichikawa Reno, el chico tranquilo de cabello nevado.

—Hola, Ichikawa. Felicidades por aprobar el examen —el chico echó sus hombros para atrás y sonrió gentilmente.

—Igualmente, Kurosawa —sonreí de vuelta—. Gracias por cubrirnos cuando guiaste lejos a ese grupo de Kaijus que nos perseguían el día de la prueba. Estuviste sensacional —su semblante tranquilo era contagioso, pero su agradecimiento lleno de devoción me conmovió.

—No hay de qué, Ichikawa. Después de todo, hay que cuidarnos entre todos —hice una pausa y lo miré seriamente—. Ya que sacaste ese tema... me gustaría hablar contigo sobre algo importante —Ichikawa frunció el entrecejo, confundido.

Lo guíe a una zona más apartada de la multitud para hablar tranquilamente. Me mantuve firme y relajada en todo momento, tratando de no llamar la atención de otros aspirantes.

—¿Dónde está Hibino Kafka? —fui directo al grano, él desvió la mirada hacia un lado—. Necesito hablar con ustedes dos después de la ceremonia.

—¿Kafka? Él... —Poco a poco, su nerviosismo era más evidente.

Expectante, esperé respuesta, pero no hubo ninguna. Cuando estuve por preguntarle nuevamente, Shinomiya Kikoru entró a la sala y tuvimos que formarnos para dar inicio con el nombramiento. La cara del chico frente a mí se veía cada vez más tensa.

—No te pongas nervioso, Ichikawa —sonreí sutilmente, pronunciando su nombre con serenidad—. No es nada malo, así que no te preocupes. Hablemos luego —me despedí ondeando mi mano en el aire. Reno hizo lo mismo, su semblante más calmado esta vez.

No era mi intención revelar la verdadera identidad del viejo sino hasta saber sus objetivos. A pesar de ser alguna clase de humano mitad Kaiju, había conseguido eliminar a una de esas bestias con un solo golpe, salvando la vida de Kikoru. Eso no lo convertía en nuestro enemigo... Aún.

Avancé hasta el frente de la fila de aspirantes aprobados, es decir, los que obtuvieron el puntaje más alto. Me formé al lado de Kikoru y fue entonces cuando los murmullos empezaron a burbujear. Pocos sabían quién era yo y lo que había hecho para haber obtenido el segundo puesto.

—¿Quién es ella? —habló un soldado—. No lo sé, no me pareció haberla visto durante los exámenes —respondió otro.

—Te vas a volver popular, Kurosawa —escuché la voz familiar de un chico y me giré un poco: era un amigo de la universidad. Su cabello verdoso de puntas oscuras seguía igual como de costumbre.

—Qué gusto verte, Izumo —sonreí ampliamente. Nos habíamos hecho buenos compañeros durante nuestro último año.

—Lo mismo digo —me sonrió de vuelta. Parecía querer continuar con nuestra conversación, pero la Capitana Ashiro entró a la sala de ceremonia.

La líder nos dio la bienvenida cálidamente. Posterior a ello, llamó a Shinomiya para hacer el recibimiento de diplomas. La joven prodigio subió al estrado y caminó hacia la capitana.

—A partir de hoy, los veintiocho pasan a ser oficialmente soldados de las Fuerzas de Defensa —pronunció la Capitana Ashiro, observando atentamente a la soldado y extendió una carpeta hacia ella.

Sublevación De EspadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora