Capitulo 3.

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"And I want to be there when you're coming down, and I want to be there when you hit the ground so don't go away, say what you say but say that you'll stay forever and a day in the time of my life."

Sergio maldijo entre dientes.

Hace casi una hora que estaban esperando, él y Pato, en la sala de espera del hospital, listos para irse solo Dios sabe a dónde. El servicio meteorológico había acertado el pronóstico, y la tormenta de nieve cayó con ganas sobre Milton Keynesl y si seguía como decían, duraría varias horas.

¿Era el hombre de mala suerte o qué?

Dejó que Patricio jugara a su lado mientras aguardaban a que mejore al menos un poco.

El pequeño tenía puesto su gorro de osito panda que cubría sus orejas del intenso frío, más su chamarra azul llena de arcoíris pequeños.

Luego de uno minutos, en que Sergio se perdió en su mente, sintió un tirón en el estómago cuando vió el rostro triste de Pato, al tener que dejar de jugar con una niña de casi su edad cuando su madre omega lo miró de arriba a abajo por ser hijo de un omega no marcado, y con un nudo en la garganta entonces se ofreció a jugar con él.

Su hijo no se merecía tal desprecio.

Era siempre así, la gente los trataba como personas de segunda clase solo por no tener un alfa en sus vidas. Por no tener una maldita marca en su cuello, lo condenan a él, lo dejan de lado. Pero no al alfa que lo usó y maltrato siendo tan solo un adolescente. Sergio sabía que la sociedad estaba de cabeza y le dolía pensar que su hijo se iba a criar marginado por culpa de él al haber confiado en la persona equivocada, aunque si le preguntan, no hay un segundo que se arrepienta de su error porque a veces de ellos sale lo mejor de nuestras vidas y de ello nació Patricio. El omega no concibe un mundo sin su hermoso y pequeño Patito.

Su mente divagaba hasta cierto alfa de rostro afilado, y la forma en que lo trató esa mañana, comenzó a jugar a la carrera de autos con Pato, dónde el pequeño siempre ganaba pero a Sergio no le importaba él era feliz con ello. Volviendo a Max, ahora se siente muy confundido por sus acciones.

¿Por qué hizo lo que hizo? ¿Por qué le ofreció su casa para quedarse? ¿Por qué lo contuvo de esa manera cuando se derrumbó? ¿Por qué lo abrazó tan íntimo? ¿Por qué se sintió tan correcto por un momento, como si de verdad perteneciera ahí? ¿Por qué no lo miraba con asco como la mayoría de alfas que conocía?

Muchas preguntas sin respuesta.

Era muy extraño, nadie jamás lo trató de esa manera. Como si de verdad valiera algo, como si fuera importante. Como si Sergio existiera.

Lo cierto es que se sintió tan bien, pero la vez tan mal. No debió derrumbarse de esa manera en los brazos de un alfa desconocido, era completamente inmoral. Y menos aceptar ir a su casa, es imposible.

La sala se encontraba casi vacía ahora, y Sergio, mientras jugaba con Pato y se ahogaba en sus propios pensamientos, no pudo percibir el par de ojos profundos como el mar, que lo veían desde el otro lado del lugar, el dueño de una sonrisa suave.

"¿La tormenta sigue?"

Se asustó el omega, cuando una voz grave y profunda lo sacó de sus pensamientos, y al girar era nada más ni nada menos que el doctor Max Verstappen.

"oh, te asusté” se disculpó, dando un paso hacia atrás y dejando lugar al omega.

"¡Docto Maxie!" Patricio enseguida le había tomado cariño a su amable médico.

"Hola, campeón ¿Todavía por aquí?" Pato asintió, con una sonrisa en su hermoso y pequeño rostro.

"Tomenta" apuntó afuera con su dedito y Max sonrió y asintió.

A Christmas baby | Adaptación - Chestappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora