Capítulo V

822 82 5
                                    

¡Hola Queridos!!!!

Aquí aprovechando mi hora de almuerzo para actualizarles el siguiente capítulo. Las actualizaciones serán seguidas toda la historia ya está adaptada y los capítulos subidos en los borradores solo la estoy releyendo una última vez para corregir algún error que se haya quedado, aunque siempre se queda uno por ahí trato de dar la mejor adaptación posible.

Ahora sí los dejo con lo que realmente quieren... El capítulo.

Disfrútenlo

//////////

POV LENA

Espero a que entre a la ducha para darme la vuelta, enterrar mi cara en su almohada y golpearme frenéticamente.

Mi erección no disminuyó en toda la noche, presionando su culo desnudo y liso, pero sé que follar con ella de nuevo va a costar trabajo. Puede que haya tenido piedad y me haya perdonado, pero ahora hay una línea en la arena entre nosotras. Si la cruzo de nuevo antes de que esté lista, una pared de ladrillos reemplazará la línea y eso para mí es inaceptable. No quiero nada entre nosotras. Nada.

Boca abajo, golpeo mi puño, imaginando que es su pequeño y apretado coño.

Imaginando que no sólo me ha perdonado, sino que tímidamente me pregunta si podemos follar de nuevo.

Se sonroja y abre sus muslos para mi polla, su dedo medio acaricia activamente su clítoris y los gemidos salen de sus labios. Sus pezones rojos se mueven arriba y abajo mientras penetro su agujero húmedo, el brillo de sus ojos azules me dice que va a venirse rápido. Buena chica. Yo también. No puedo durar más de un minuto en su pequeño cuerpo maduro, mi columna vertebral ya empieza a tensarse. Húmeda. Es tan jodidamente húmeda comienza a tener orgasmos a mí alrededor, sus gemidos entrecortados de mi nombre me llevan al límite.

—Cristo. Mierda. Sí, sí, sí— Gimo en la almohada, sacudiendo mi carga en las sábanas —Tómalo, princesa. Por favor, no llores más. Por favor. No más—

Todavía estoy jadeando cuando la ducha se apaga. Mi polla sigue estando medio dura porque mi puño ni siquiera se compara con su coño. Y aunque me duele, me pongo un par de jeans y voy a hacer café. Mi taza se detiene a medio camino de mi boca cuando sale con uno de los vestidos que le compré. Uno rosa con puntos blancos por todas partes que se abotona por enfrente. Es corto como el infierno y se amolda a sus tetas. No voy a mentir, ambas cosas fueron auténticos argumentos de venta en mí.

—Estás hermosa— Digo, mi voz sonando ronca a mis propios oídos.

—Gracias— Suaviza sus manos en la falda —Tú... no me compraste ningún sostén—

—Oops— Tomo un sorbo de café.

El humor mueve sus labios.

Y me encanta que pueda sonreírme, a pesar de que ambas sabemos que necesito volver a su buena gracia. Contraté a Sara para aprender sobre las mujeres, mujeres normales, sin trastornos, no exmilitares, no como yo. Pero ahora sólo me importa esta mujer. Tomaré notas sobre ella. Cuidadosas y detalladas.

Hasta ahora, he aprendido que es más dura de lo que parece. Tiene los pies magullados y aun así camina sin cojear, como si se negara a traicionar su debilidad.

Es misericordiosa. Perdona. Todavía pude sentir sus dedos acariciando mi cuello anoche, dándome la absolución que no merecía.

Es astuta. Me dio información sobre ella para que no la atara.

No puedo esperar a saber más sobre ella hoy.

Pronto lo sabré todo.

Es casi insoportable existir en un estado en el que las cosas sobre ella siguen siendo un misterio.

Her Summer Intern (Su Becaria de Verano)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora