Capítulo VII

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POV LENA


—Luz verde— Gime, separando ligeramente sus muslos para mí —La tienes— Observo en cámara lenta como el vestido se desliza hasta su cintura y un rayo de sol baña su hermoso y reluciente coño. Reverente extiendo la mano y paso un nudillo por su abertura, llevando su humedad a mi boca y chupándola —Dios, eres una cosita tan delicada— Me las arreglo mientras que una hambre feroz me golpea como una tonelada de ladrillos —Jódeme. Voy a ir al infierno por quitarte la virginidad a lo perrito. Golpeándolo tan condenadamente fuerte—

—Pero...— Se ruboriza —Me gustó, ¿Recuerdas? —

—Sí— La lujuria me agarra por las pelotas —Dudo que alguna vez pueda ser capaz de ser suave con ese coño. Pero esta vez estarás lista para mí—

Asiente con entusiasmo, como una buena princesa, y me deja separar sus muslos —Bien—

Estoy jadeando por una lamida cuando sus piernas están completamente abiertas. Su aroma me llega y la arrastro más cerca por los muslos, el movimiento es involuntario, pero Jesús... ese olor. No soy poeta, pero huele a pétalos de rosa espolvoreados con azúcar... y con espinas. Como un milagro de inocencia y perdón con ese embriagador toque de oscuridad entretejido. Y mi boca gravita hacia ella con avidez, bañando todo su sexo con mi lengua. Una lamida minuciosa abarca toda su pequeña cosa y ella jadea, se humedece más ante mis propios ojos.

Mis pulgares masajean en círculos la parte interna de sus muslos, la punta de mi lengua sube y baja por sus pliegues, burlándose de su entrada, parando justo antes de lamer su clítoris. Y joder, es tan adorable, viendo cómo se retuerce, tratando de mover sus caderas y guiarme hacia su protuberancia pulsátil. Como si no supiera dónde está. Como si mis ojos no estuvieran fijos en él como un lobo babeante. Espero hasta que su miel escurra de mi barbilla y luego rastrillo mi lengua rígida sobre su capullo y ella respira temblorosa, sus caderas sacudiéndose salvajemente —Lena, Lena, por favor. Otra vez.

Cuando dice mi nombre y retuerce su coño contra mi boca, he terminado de molestarnos a las dos. Jodo su clítoris con mis labios, lo beso suavemente, y luego cada vez más fuerte hasta que lo presiono moviendo mis labios al estilo francés. Sus piernas están inquietas, sus talones se hunden en la manta, sus dedos buscando un punto de apoyo en mi cabeza a algo que aferrarse mientras me la como.

—Oh, creo que...— Sus piernas empiezan a temblar —Creo que está sucediendo—

Sin dejar de adorar su caliente manojo de nervios, froto las yemas de mis dedos índice y medio contra su dulce y húmedo agujero, y luego los empujo dentro, girando suavemente y sacándolos. De nuevo dentro, giro lento, luego fuera, y ella se acelera casi violentamente alrededor de mis dedos, su clítoris hinchándose contra mi lengua.

— ¡Lena! — Gime, sus muslos se aprietan alrededor de a mi cabeza, su espalda se arquea del suelo, su cuerpo está atrapado en espasmo continuo y su placer cubre mi lengua.

La observo con asombro mientras se abre paso a través de su orgasmo, su respiración es corta, pequeños estallidos, sus muslos internos se saturan más a cada momento.

Lo mejor para mí será follarte, querida.

Y ese momento definitivamente está sobre nosotras. Mi polla es un monstruo turgente en mis jeans, jadeando por respirar, abriéndose camino, liberándose de mi cremallera antes de que la haya bajado por completo. Subo por su cuerpo con la polla afuera, un animal evaluando a su presa, y una nueva conciencia se enciende en sus ojos. Las espinas de su rosa ya se asoman, saliendo a jugar con las mías.

Her Summer Intern (Su Becaria de Verano)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora