T.T.Y.

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31 de marzo de 2044.

Nos juntamos nuevamente con el inspector, esta vez en un restaurante de comida china, al parecer, mi favorita, según él.

—¿Pudiste encontrar información de la carta? —me preguntó mientras miraba el menú.

—No, todo está encriptado, los accesos son mínimos.

Él suspiró.

—Debes esforzarte más.

—Lo que queda en mis registros son solo sobre la vida del presidente hasta hace aproximadamente 12 años.

El inspector Navarro me dirigió la mirada.

—Desde que empezó su presidencia.

—Desde que dejó de aceptar a la prensa, en verdad. Su manera de comunicarse desde ese momento fue variando, desde meras cartas personales hasta el decreto de sus controversiales leyes.

—¿Crees que asesinar gente es controversial? —Me miraba seriamente.

—Creo que la figura del presidente es justamente alabada y odiada. Un personaje así solo puede dar resultados...

—Sí, sí, controversiales, pero hablo de ti, ¿qué opinas tú?

Sus palabras me llegaron. Calaron hondo en mi mente y, por un solo momento, logré recordar, de verdad recordar, lo que en verdad soy... O eso creí, pues era cierto, aparentaba ser una humana, pero por dentro solo era una inteligencia artificial humanoide.

—Opino que debemos centrarnos en la misión.

El inspector devolvió la mirada al menú.

—Había una vez, en un lugar muy lejano, una máquina, una inteligencia artificial, su nombre era T.T.Y., por unas siglas que ya desconozco. En fin, T.T.Y. no era como el resto de robots, androides, lo que sea, no, T.T.Y. era diferente. Un día, por azares del destino, esa máquina se descompuso y desde entonces esas cosas están prohibidas.

—Lo sé, conozco el caso. T.T.Y. destruyó una ciudad entera...

—Ese no es el punto.

—No tiene por qué tenerme miedo, inspector.

El hombre rio.

—¿Miedo? Eres mi compañera. ¿Por qué tendría que tenerte miedo?

—Entonces, ¿por qué me cuenta esto? ¿Cuál es el punto?

—Tú eres diferente. ¿Ves a la gente a tu alrededor?

Me giré para mirar al resto de clientes. Había un par de mesas a lo lejos con varios grupos de personas.

—Sí, ellos son como usted.

—No es a lo que me refiero. Lo que quiero decir es que nadie... Nadie podría saber que eres distinta a ellos.

Era cierto, una verdad absoluta: no había registros de otra como yo en todo el mundo. Sin embargo, todavía existía la posibilidad de que hubiera información a la que no tuviera acceso.

—¿A dónde quiere llegar?

—Emi...

Una mujer interrumpió la conversación. Era la mesera, quien nos tomó la orden y se fue.

El inspector permaneció callado esperando la comida y luego durante el almuerzo, hasta que por fin llegó el momento de hablar de la misión. Era de su preocupación, principalmente, conocer el contenido de la carta de la dra. Koch hacia el presidente, pues nos daría alguna pista de donde buscarlo.

—Si bien no es totalmente certero, es probable que Erica Koch resida actualmente en Lovaina, Bélgica.

—¿Fuente?

—Asociaciones financieras familiares, sumado a posesión de un terreno bajo su nombre, y además, testimonios en fórums que dicen haberla visto.

—¿Grado de certeza?

—Hay una probabilidad de encontrarnos con ella de un 65%.

Volvió a suspirar.

—Déjame hacer unas llamadas.

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⏰ Última actualización: Jul 12 ⏰

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