Яоьапdо al Теsояо ♡•°

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Lunes 11:00 PM...

En la silenciosa mansión solo se escuchaban los pasos de los guardias patrullando la zona. Todas las luces del interior estaban apagadas, dando a entender que no había nadie en casa. Llevaban ya dos semanas vigilando el lugar y, finalmente, se les presentó la oportunidad que estaban esperando; esa noche la casa estaba vacía. La seguridad era el doble de estricta que en ocasiones anteriores, lo cual era comprensible, ya que en su interior se encontraba el mayor tesoro de la Familia Blanchett, una de las familias mafiosas más poderosas de Italia: La Sacra Corona Unita.

Magnus es un ladrón experto en robar objetos y posesiones de personas ricas y poderosas, que coleccionan estos artículos para presumir de su dinero y poder. Magnus ama las cosas brillantes y valiosas; ha tenido en sus manos hasta la joya más rara y preciosa del mundo. Así que ese codiciado tesoro que guardan los Blanchett no será más que una hazaña más en su colección, demostrando una vez más su agilidad en el robo.

-¿Estás listo? Entraremos a la cuenta de tres -comunicó en un susurro al otro lado del auricular.

-Nací listo, Magnus. Cuando vine al mundo ya traía pañales.

-Entonces... ¡tres!

-¡No, Magnus, espera!

Era tarde. Magnus ya había empezado a escalar el muro con la ayuda de una soga sujeta con un gancho. Comenzó a subir, sabiendo que esa zona era menos transitada por los guardias armados. Desde ahí arriba, podía observar claramente la puerta trasera, que permitía ver parte de la cocina gracias a sus puertas transparentes. La parte trasera era vigilada por al menos cuatro guardias, quienes cayeron uno a uno víctimas de dardos que los pusieron a dormir. Magnus tenía una regla: cuando llegaba a una casa, no mataba a nadie a menos que la ocasión lo ameritara. Con la ayuda de su amigo Luca, un científico loco que hacía mezclas raras y poderosas para dormir y paralizar hasta un elefante, Magnus lograba entrar a las casas sin ser atrapado en el acto.

Los cuatro guardias cayeron al suelo, dormidos y hasta roncando. Magnus y Luca los arrastraron a unos arbustos, ocultándolos de los demás matones. Todo estaba yendo aún mejor de lo planeado; la puerta trasera no fue difícil de abrir. Con un invento loco de Luca, lograron hacer un agujero en el vidrio y llegar hasta el llavín, entrando sin hacer ruido ni romper la puerta.

Lo primero que vieron fue la decoración extravagante de la cocina, realmente hermosa y elegante, equipada con todo lo que un chef necesitaría para un reality show. Al pasar la cocina, llegaron a un pasillo adornado con numerosas fotografías antiguas, que supusieron eran de los antiguos líderes de la mafia. Magnus y Luca no se molestaron en ocultarse de las cámaras, ya que estaban completamente vestidos de negro de pies a cabeza.

-Tú busca en este piso y yo iré al de arriba -ordenó Magnus a Luca. No sabían exactamente qué buscaban, pero todos los mafiosos escondían sus tesoros en cajas fuertes o caletas ocultas en pasadizos secretos. Así que comenzaron a mover cada adorno y cuadro que encontraban en el lugar. No se irían de ahí con las manos vacías.

Magnus se dirigió a las escaleras de caracol blancas que llevaban al piso superior. Desde el techo colgaba una hermosa lámpara en cascada de diamantes que casi tocaba el suelo. Magnus pensó en llevarse unos cuantos diamantes después de encontrar el tesoro, y con ese pensamiento subió hasta el último piso. Al llegar, se detuvo a observar los dos pasillos que conducían a diferentes habitaciones. Entonces sacó su arma secreta para momentos de indecisión: una peculiar moneda, única en el mundo por ser antigua y de un país que ya no existía.

Lanzó la moneda al aire, la atrapó y la volteó sobre el dorso de su mano para ver qué cara había salido. El lado del búho significaba izquierda y el lado del escudo, derecha. Al observar el búho, Magnus se dirigió a la izquierda, confiando ciegamente en la moneda, ya que nunca le había fallado. Siempre le traía suerte, por eso la llevaba a todos lados.