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𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐮𝐧𝐨
Ciudad celestial
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En la ciudad celestial, conocida también como la Ciudad de la Paz o simplemente el cielo, Aurora vivía rodeada de maravilla y serenidad. Para ella, los leones eran sus compañeros de juegos más queridos; corría entre ellos, se subía a sus lomos y sentía una dicha ardiente en su estómago. Los ríos cristalinos que serpentean por el paraíso eran su refugio, donde encontraba paz y armonía en cada rincón celestial. Aurora, de aspecto encantador y con una precoz curiosidad, amaba profundamente su hogar celestial, aunque había algo que siempre anhelaba; sus alas. Cada día se las imaginaba, sabiendo que algún día le serían concedidas.Pero en ese momento, la paz que tanto amaba se vio interrumpida cuando sintió la presencia de Gabriel, el mensajero celestial, a sus espaldas.
— Gabriel, ven a jugar conmigo — le invitó Aurora con una sonrisa luminosa en el rostro. Sin embargo, Gabriel respondió con seriedad y una sonrisa paternal.
— Sabes que no he venido por eso, querida Aurora.
— ¿Entonces? Es raro que vengas a visitarme... ¿que sucede? — preguntó la joven con una leve sonrisa.
— El altísimo... quiere verte, mi niña — respondió el arcángel con una sonrisa al ver la expresión del ángel más joven. En ese momento, la sonrisa de Aurora desapareció, reemplazada por una expresión de incertidumbre.
— ¿He hecho algo malo? — preguntó tímidamente. Gabriel simplemente sonrió enigmáticamente y respondió.
— Pronto lo sabrás.
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Con el corazón latiendo con fuerza, Aurora siguió a Gabriel hacia la presencia del Altísimo. Mientras caminaban por los senderos dorados y entre las columnas de luz, la joven ángel se preguntaba qué podría significar este encuentro. El Altísimo, el Creador de todo, el ser supremo que había dado forma a su mundo y a su vida, ¿qué tendría que decirle?
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𝐀𝐍𝐆𝐄𝐋𝐄𝐒 𝐄𝐍 𝐉𝐄𝐑𝐔𝐒𝐀𝐋𝐄𝐍 ─ 𝘙𝘦𝘺 𝘉𝘢𝘭𝘥𝘸𝘪𝘯 𝘐𝘝
Romance𝐄𝐧 𝐮𝐧 𝐫𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐝𝐨𝐧𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐥𝐞𝐩𝐫𝐚 𝐞𝐬 𝐮𝐧𝐚 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐝𝐞 𝐦𝐮𝐞𝐫𝐭𝐞 𝐬𝐨𝐜𝐢𝐚𝐥, la apariencia y la realidad se entrelazan como hilos de una tela sutil. Baldwin, el rey de Jerusalén, enfrenta no solo los estragos de est...