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𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐜𝐢𝐧𝐜𝐨
La gran celebración
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Aurora se despertó temprano, sintiendo el peso del cansancio sobre sus hombros. Nunca se había acostumbrado del todo a los rigores de la vida humana, y madrugar era uno de los aspectos que más le disgustaba. Si pudiera elegir un superpoder, sería la habilidad de dormir más tiempo, especialmente en la cómoda cama que el rey Baldwin le había otorgado en sus aposentos. Sin embargo, su estómago revoloteaba al pensar en la madrugada que le esperaba. Era por el rey, y la idea de verlo, de protegerlo, la llenaba de alegría y nerviosismo a partes iguales.
Dejó un suave beso en la mejilla de Orion, quien aún dormía plácidamente, y salió silenciosamente de la habitación. Al llegar a los aposentos del rey, notó la ausencia de soldados y caballeros templarios, algo que le pareció extraño. Se acercó a la puerta y tocó suavemente. La puerta se abrió para revelar a Tiberias, quien la saludó cordialmente.
— Conde Trípoli — saludó la joven con una sonrisa radiante.
— Tiberias, mi señora... Tiberias — corrigió el hombre con una sonrisa cansada.
— Lamento interrumpir, Tiberias — dijo la joven recalcando la corrección. — Volveré más tarde.
— En realidad mi lady... el rey está evitando la ayuda en cuanto de limpiar sus heridas se trata — dijo con una facción resignada.
Aurora borró levemente su sonrisa al escuchar eso, sabía sobre las actitudes del rey y ella consideraba que era algo comprensible, en su condición de joven rey quería demostrar su fortaleza pero era a veces un tanto... difícil.
— Podría ir... puedo ser de utilidad... — expresó la joven mientras trataba de ser de apoyo hacia la mano derecha del rey.
— Mi señora, no... el rey en serio no quiere ver a nadie y no considero que sea un buen momento.
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𝐀𝐍𝐆𝐄𝐋𝐄𝐒 𝐄𝐍 𝐉𝐄𝐑𝐔𝐒𝐀𝐋𝐄𝐍 ─ 𝘙𝘦𝘺 𝘉𝘢𝘭𝘥𝘸𝘪𝘯 𝘐𝘝
Romance𝐄𝐧 𝐮𝐧 𝐫𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐝𝐨𝐧𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐥𝐞𝐩𝐫𝐚 𝐞𝐬 𝐮𝐧𝐚 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐝𝐞 𝐦𝐮𝐞𝐫𝐭𝐞 𝐬𝐨𝐜𝐢𝐚𝐥, la apariencia y la realidad se entrelazan como hilos de una tela sutil. Baldwin, el rey de Jerusalén, enfrenta no solo los estragos de est...