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La guerra de Camelot acabó, por fin acabó aquella guerra que se llevó vidas enemigas, pero salvaron a la gente y al pueblo de Britannia. Los cuatro jinetes del apocalipsis habían ganado, eran unos héroes y su fama se volvió más grande porque no sólo salvaron a Britannia, si no que salvaron a bastantes reinos.

La gente celebro por la victoria, estaban de fiesta por esos grandes héroes, pero también el pueblo estaban agradecidos con los amigos del caballero de la muerte que también fueron de ayuda en la guerra contra Camelot.

Aunque el pueblo celebra, había una bruja que estaba escondida entre la gente, que no dejaba de observar a esa pareja que estaba caminando muy apegados.

- Percival, estoy tan feliz que hayamos derrotado a Arthur - sonríe la princesa hada, era tan feliz luego de la muerte de aquel rey porque ya no era una amenaza para la vida de su ser amado.

- Yo también lo estoy Nasiens, no me puedo creer aún que todo haya acabado, todo esto parece un sueño - tanto tiempo luchando que cree que a su alrededor es solo un sueño tan bonito.

- No es un sueño Percival - empieza a flotar y se pone delante de su ex amigo y ahora amante para detener su caminar- esto realmente está pasando - posiciona sus manos en las mejillas del caballero de la muerte- Ahora podemos vivir tranquilos y felices, gracias a ti que has traído la esperanza a todos

Se quedó por un momento todo en silencio por parte de los dos, esto se volvía incómodo por parte de Nasiens al no recibir ninguna reacción de Percival

- Perci-...- fue interrumpida por un rápido beso en sus labios dejándolo atónita.

El de cabellos verdes había agarrado antes las manos de la hada que estaban en sus mejillas, las alejo despacio para poder ser liberado y darle ese beso que la dejo hecha un desastre a la pobre princesa que parecía que iba a desmallarse.

- jejeje Nasiens tú cara está muy roja. ¡Te ves muy linda así! - ríe ruidosamente, pero deja de reír al ver que su hadita no decía nada- ¿Nasiens?

Percival estaba preocupado porque su hadita no reacionaba a nada, hasta que fue atacado desprevenido por un beso en sus labios.

Esto no se lo esperaba el jinete, pero corresponde al beso con mucha alegría.

Nasiens se había tomado la valentía en probar nuevamente esos labios tan suaves y deliciosos, quien diría que besar al jinete de las muerte podría ser tan hermoso.

Estos enamorados estaban tan centrados en sus besos que ignoraban a la gente que caminaba a su alrededor. Aunque para ellos se volvió costumbre besarse delante de la gente, ya que el primer beso de esos dos fue por los celos de Percival.

Arthur, el noble rey de Camelot, había quedado cautivado por la belleza etérea de la princesa hada, cuya gracia y dulzura iluminaban incluso los días más oscuros. Sin poder contener sus sentimientos, decidió proponerle matrimonio. Esta declaración no fue bien recibida por Percival, quien guardaba un profundo afecto por Nasiens.

En un arrebato de valentía y, quizás, un poco de desesperación, Percival tomó la iniciativa y, frente a todos, selló sus sentimientos con un beso apasionado. La reacción del grupo fue inmediata: la incredulidad se reflejó en los rostros de sus amigos, quienes no podían creer lo que estaban presenciando. El silencio era abrumador, como si el tiempo se hubiera detenido por un instante.

A pesar de este inesperado giro, Arthur no se dejó desanimar. Con una determinación férrea, proclamó que seguiría luchando por la mano de Nasiens, desafiando incluso a los temibles Caballeros del Apocalipsis. Tristemente, el rey de Camelot perdió contra ellos y ser rechazado por el hada que solo sentía odio hacia ese rey.

Lohengrin (Percival x Nasiens)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora