3. Miedo

890 123 10
                                    

Los días pasaron y Bakugo cada vez estaba más ansioso. Izuku llevaba dos semanas sin haber pisado el apartamento.

Entendía que necesitaba tiempo, pero el rubio lo echaba de menos. Se había acostumbrado tanto a su presencia que ahora se sentía perdido sin él.

Solo se veían en el trabajo, aunque el joven actuaba extraño y se mostraba incómodo a su alrededor.

Katsuki no le reprochaba su actitud, tenía todo el derecho a estar enfadado. Al fin y al cabo, aquella situación había surgido por culpa del rubio, el cual no le dio una respuesta clara e hirió sus sentimientos en el proceso.

—No lo entiendo, ¿Por qué no aceptaste su confesión? Llevas años suspirando por él, ¿y ahora que se te presenta la oportunidad, lo rechazas brutalmente?

Bakugo cruzó los brazos y resopló. Kirishima y el resto de sus amigos le recriminaron su pésima actitud. Se encontraban en un restaurante de comida rápida, conversando, o más bien, atacando verbalmente al cenizo.

—Joder, mira que sois pesados. Ya sé que la he cagado —suspiró enfadado—. Claro que me hubiera encantado decirle que sí. Pero tuve miedo y entré en pánico... —confesó entre dientes, pues a pesar de que eran sus amigos, todavía le costaba abrirse.

—¿Miedo? ¿De qué exactamente? Si ambos estáis hechos el uno para el otro —intervino Kaminari.

Bakugo puso los ojos en blanco.

—Imagina que empezamos a salir. Las cosas van bien hasta que arruino todo por lo que hemos luchado hasta ahora. Lo que hemos construido a lo largo de los años con sudor y lágrimas se vendría abajo en un abrir y cerrar de ojos. Me aterra perderlo, tanto a él como al futuro que hemos creado. Por eso creí que sería mejor mantener nuestra relación actual. Pero veo que eso solo fue un error. Izuku merece algo mejor.

—¿Quién eres y qué le has hecho a Bakugo? —cuestionó Sero—. Jamás te había visto tan angustiado. Aunque eso demuestra lo mucho que te preocupas por Midoriya.

—No puedes saber con certeza lo que pasará. Es obvio que tendréis momentos en los que discutiréis y cometeréis errores, es lo normal dentro de una relación. Lo importante es aprender de ellos. Además, vuestro vínculo no es tan débil como para romperse por esas nimiedades. Habéis pasado por cosas peores y las habéis superado con éxito.

Kirishima tocó su hombro izquierdo y le dio ánimos.

—Si de verdad lo quieres, debes luchar por él, antes de que sea tarde y te arrepientas.

Bakugo miró el interior de su vaso y analizó su propio reflejo. Se sentía patético. ¿Desde cuándo se había convertido en un gallina? No se reconocía.

Sus emociones se alteraban cuando se trataba de Izuku. Pero era hora de retomar el control de la situación.

—Oh no... —comentó Mina, la cual estaba enfrascada mirando su teléfono.

—¿Qué pasa? —soltaron todos al unísono.

La pelirrosa dudó y lanzó una mirada de tristeza a Bakugo. Enseñó la pantalla de su dispositivo móvil.

Era una conversación con Uraraka, la cual estaba ayudando a Izuku a elegir un conjunto para una cita a ciegas.

—¡¿Qué?! —. Bakugo escupió un sorbo de su bebida.

—¿Cuándo envió el mensaje? —preguntó Sero.

Mina hizo una mueca.

—Hace tres horas.

Todos se llevaron las manos a la cabeza.

—¿Dónde está? —espetó Bakugo.

—¿Eh?

—¿Cuál es la ubicación del bar?

—¿Cómo sabes que es un bar? —cuestionaron todos.

—Estas mierdas suelen hacerse en sitios así —respondió y frunció el ceño con preocupación—. ¿Y si su cita es un pervertido? ¡¿A quién en su sano juicio se le ocurre quedar con un desconocido?!

Intentaron calmarlo, pero no obtuvieron resultado alguno. Mina llamó a Uraraka, quien accedió a darle la dirección.

Bakugo se levantó súbitamente, agarró su abrigo y salió corriendo del restaurante. Los amigos del muchacho lo animaron mientras veían cómo se alejaba con rapidez.

Parecía que estuvieran presenciando la escena de una película romántica.

Katsuki siguió avanzando hasta encontrar una transitada calle. Una vez allí, llamó a un taxi y le pidió al conductor que lo llevara a aquel dichoso bar.

«Izuku, ¿en qué estarías pensando?».

Miró por la ventanilla del vehículo y divisó las luces neón de la gran ciudad. De tanto correr, su corazón estaba alterado y latía de forma errática. También era a causa de los nervios de la situación.

Puede que estuviera actuando de forma egoísta, pero ahora que había entendido lo que sentía Izuku, debía actuar antes de que fuera arrebatado de su lado.

¡Espero que os esté gustando! Mil gracias por seguir leyendo <3

What Are We? [BAKUDEKU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora