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El Cremanata ahora tenía 16 años, era un omega algo consentido, a pesar de ser la gran decepción de su padre, al ser el hijo único y omega, su padre le daba lo que decía le correspondía a un omega

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El Cremanata ahora tenía 16 años, era un omega algo consentido, a pesar de ser la gran decepción de su padre, al ser el hijo único y omega, su padre le daba lo que decía le correspondía a un omega.

El tener joyas, ropa delicada y clases específicas, hizo que el castaño se comenzará a acostumbrar, pero solo a las cosas buenas.

Ya que de ahí en fuera, cada que era su celo, tenía que tomar pastillas que le causaban un sabor horrible en la boca y un muy mal humor, tenía que estar aislado y le daban bastante medicamento para que pueda ocultar sus feromonas.

No podía tener contacto con ningún alfa ajeno a su familia, solo unas cuantas palabras y siempre con la compañía de una de sus nanas.

Siempre vigilado ya que su padre decía que al ser alguien tan vulnerable, el era un omega delicado y cualquier accidente podría dejar la más mínima marca en el castaño y arruinar la perfección y belleza que erradicada.

Tenía que estar la mayor parte del tiempo encerrado, su padre decía que un omega con tal belleza, era fácil de querer seducir.

Una dieta balanceada con ejercicios que lucieron su figura para poder satisfacer a su alfa.

Clases de modales y cocina para satisfacer a su alfa en la cocina y a la familia de este.

Y solo estudios en casa hasta la preparatoria, no podía darse el lujo de escoger algún novio, el alfa que estaría a su lado, seria escogido exclusivamente por su padre.

Si su alfa lo permite, el estudiaría la universidad, pero no ejercería ya que el deber de un alfa casado, es mantener a su omega y satisfacer sus necesidades.

— Estoy muy cansado — quejó el castaño después de terminar su rutina de ejercicios, eran muy pesados como tal de tener una forma perfecta en su cuerpo, hasta que llegó una empleada bastante agitada y algo nerviosa.

— Señorito Bradley, su padre ordena que se duche inmediatamente y arregle — Bradley la miró confundida, se veía algo alterada y pensó que su padre tendría una importante visita y debería estar presente ahí.

Aunque se le hacía extraño que tuviera que estar presente, la mayoría de personas que iban a ver a su padre eran alfas y su padre odiaba que el estuviera en presencia de otro alfa.

Max Goof, es un alfa dominante hijo de Goofy Goof, un alfa empresario dueño de una importante cadena de restaurantes en todo el mundo.

Max cuando se entero que era un alfa, su padre estaba orgulloso, tenía un futuro prometedor.

Su padre era alguien cariñoso que lo adoraba con todo su ser y daba lo que fuera por el.

Max ya estaba por cumplir los 18 años, así que tendría que estar comprometido con un omega, cosa que no estaba por el constante rechazo del azabache a cualquier omega.

ᴏᴍᴇɢᴀ ɪɴꜱᴏʟᴇɴᴛᴇ//maxleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora