Capítulo 3 - Él ángel, él guerrero y él necio.

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Capítulo 3 - Él ángel, él guerrero y él necio.

La Escritura del Sol era una unidad especial de la Teocracia Slane. Su nombre era dado porque los miembros de esta escritura eran adoradores de Alah Alf; el Dios de la vida.

Nigun Grid Luin era el actual capitán de la Escritura del Sol, un hombre que se encontraba cerca del reino de los héroes.

Rasco su cicatriz, un hábito adquirido. Cada vez que recordaba a la mujer que le hizo aquella cicatriz está ardía. Calmo su ansiedad, su objetivo estaba aquí.

Gazef Stronoff venía cabalgando, su figura se hacía cada vez más grande conforme se acercaba. Su unidad estaba junto a él.

Nigun encontró extraña está situación. Uno esperaría un ataque frontal, esa fue su predicción de la estrategia de Gazef.

Lo siguiente que vio lo dejo sin aliento.

Un carruaje tirado por cuatro majestuosas bestias, el carro era la materialización del sueño de un artista. Nigun jamás había visto algo así en la Teocracia, ese carruaje parecía sacado de las obras dedicadas a su Dios. Todos los hombres, ya sean los de Nigun o los de Gazef observaban con atención al carro. Nigun por fin pudo ver con claridad al cochero.

No era humano. Tenía una vaga idea de que era el cochero. En la Teocracia existían golems, después de todo, la  era el país más avanzado tecnológicamente de todos. Pero este golem era distinto a los que había visto, era demasiado humano. Los golems eran armas, ¿Por qué alguien se molestaría en darle forma humana y vestirlo como mayordomo? El coche se estacionó de forma horizontal de modo que la puerta quedará enfrentada contra

Los instintos de Nigun le dijeron que se pusiera alerta. Toda la Escritura del Sol observó como el mayordomo baja del asiento del cochero y se dirigía a la puerta, tocó y poco después está se abrió.

Toda la Escritura del Sol perdió el aliento. La hermosa mujer, cuya belleza solo podía ser descrita como divina comenzó a bajar del carruaje. Ayudada por su mayordomo, sus tacones hicieron eco contra la escalera de cristal que había aparecido mágicamente.

Sus ojos dorados miraron directamente el alma de Nigun.

El mayordomo carraspeó su garganta, el como un golem era capaz de realizar tal gesto era desconocido por Nigun.

— Muestren sus respetos a la ilustre y magnánima, Lady Caroline Xanandra.

Nadie dijo nada. La mujer aprovecho ese hecho.

— Ustedes, viles canallas que atientan contra la vida de las personas inocentes de la Aldea Carne; les exijo que me digan cuál es el objetivo detras de sus acciones.

No hubo respuesta. Nigun reflexionó en silencio, está mujer era aliada de Gazef, de eso no cabía duda. ¿Quien rayos es? Durante días siguieron a Gazef espisndolo para tenderle una trampa, jamás habían visto a esta mujer en todas esas veces.

Solo podía significar una cosa: Se conocieron en esta aldea en específico.

Nigun maldijo su suerte. Tomó una decisión, era demasiado tiempo para dar marcha atrás.

— No se quien eres- ¡! —

No pudo terminar de hablar. Un dolor punzante atravesó su mejilla izquierda, rápidamente se llevó la mano. Estaba sangrando, algo le había cortado.

Nigun dirigió una mirada de pánico a la mujer, sin embargo ella no había hecho nada. Fue el mayordomo, su mano derecha estaba en alto y Nigun pudo gracias al reflejo de la luz del ocaso que de la yema de los dedos de sus guantes se desprendían diversos hilos.

Divina potestad | Overlord Donde viven las historias. Descúbrelo ahora