Dos ramos

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Hinata tiene frente de él dos ramos muy diferentes entre sí.

El primero, unos girasoles que ya han perdido todo rastro de vida, aunque permanecen ostentosos y llenos de color amarillo. La muerte no es capaz de apagar su naturaleza brillante.

El otro es un ramo de peonias rosas, pomposas y perfumadas, rebosan de vitalidad y, por ridículo que suene, de altanería.

El destino de las peonias no ha cambiado, Kei será recibido mañana a primera hora con ellas. Sobre el segundo, no está nada seguro.

No parecía haber ningún problema cuando las tenía ¿por qué sería diferente ahora que sabía que Kageyama se las dio? Eran sus flores después de todo.

Siente que debe de guardar todo este asunto en la caja bajo la cama y continuar, fingiendo demencia respecto a la identidad del remitente. No obstante, una voz quisquillosa en su cabeza le gritaba es un terrible plan que si su novio lo descubría y no por su boca, estallaría una guerra campal.

Lo moralmente correcto era decirle todo a Kei ¿cierto?

El problema es que justo ese día era su cumpleaños, si le decía sabía que tenían una alta probabilidad de terminar discutiendo y pasándolo mal. Ya podía escucharlo decir que siempre tuvo razón de que había algo más que una rivalidad amistosa por parte de Kageyama con él. Poco le iba a importar a Kei que aquellos sentimientos no fueran correspondidos por Hinata.

Agarró el ramo de poenias y las olió.

Tomó una decisión.

Iba a actuar como si nada esta vez y en la siguiente ocasión que ellos se encontraran le diría. Hasta entonces rezaría porque no lo tomara de la peor forma cuando llegara el momento.

《Claro, porque va a estar muy tranquilo cuando le diga: ¿recuerdas las flores de la graduación? me las regaló Kageyama porque me ama》

Oh, no...

"Kageyama me ama"

Su corazón se agitó.

Ponerlo en palabras lo hacía todo más difícil, los sentimientos eran más reales. Nunca creyó que Kageyama gustara de él de esa forma, en general que fuera capaz de querer a alguien. No porque fuera una clase de mounstro sin sentimientos, sino porque parecía que no había nada más que voley en su cabeza.

Dejó las peonias en un jarrón con agua y regresó al ramo seco. Algunas hojas ya se habían caído y otras luchaban por mantenerse firmes.

¿Desde cuando Kageyama lo miraba de esa forma? ¿Por qué no lo notó? Si lo hubiera hecho, no se hubiera comportado de esa forma con él, básicamente le estuvo coqueteando descaradamente todo este tiempo.

"Soy un estúpido" se golpea la cabeza.

Tenía que pedirle disculpas, ese sí era un tema que no podía dejar pasar por más tiempo.

"¿Por qué te enamoraste de mi, tontoyama?" Se lanzó a la cama abrazando sus girasoles marchitos.

Se durmió pensando en las opciones para responder a esa pregunta.

.

"Pensé que hoy ibas a ir a un cumpleaños" le dijo Miwa desde la entrada de la habitación.

"No me siento bien, hermana" se limitó a decir sin siquiera voltear a verla.

No tenía la cara para enfrentar a Hinata. Aún recuerda la expresión que tenía cuando admitió que él fue quien le dio los girasoles, era terror.

Sin pedir permiso, Miwa entró a la habitación de su hermanito y le puso la palma en la frente, buscando algún indicio de fiebre.

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⏰ Última actualización: Sep 26 ⏰

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