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—¡Whoops, creo que llego temprano!— Taeyeon rió, negando, acercándose ala mujer que traía una caja con algúntequila dentro, viendo a la pelinegraentrar

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—¡Whoops, creo que llego temprano!— Taeyeon rió, negando, acercándose a
la mujer que traía una caja con algún
tequila dentro, viendo a la pelinegra
entrar. Relamió los labios.

—No creo, las demás llegarán en unos
minutos, siempre lo hacen, lo que pasa es que tú legas unos minutos antes— no era eso. Taeyeon se sentó con dos caballitos en su sillón, riendo nerviosa.

Siempre trataba de invitar a Tiffany diez minutos antes de lo que había invitado a las demás amigas de su madre, y notó, que estaba comenzando a sospechar.
Cuando Taeyeon se repitió esa idea de
nuevo, se pensó psicópata.

¿Era normal? No sabía, sólo sabía que esa atracción comenzó a ser más fuerte, más fuerte que un crush de cuando ella tenía 16 años y veía a una mujer tan joven, ocho años mayor que ella que parecía sólo reírse de sus chistes de puberta, que parecía sólo seguirle la corriente porque era la hija de su mejor amiga. Taeyeon supo que no era así cuando hace tres meses, en la sexta boda de SeoHyun, Tiffany y ella compartieron un momento.

Cuando Jessica se tuvo que ir porque Yuri se había desmayado por un concierto de ColdPlay y la dejó sola, en la
mesa, que no encontró otra opción más
que irse al bar del hotel a tomarse un
martini. Tiffany llegó a su lado, diciendo que dónde estaba la pequeña rubia, y ésta rió.

—Fue por su novia a un concierto de
ColdPlay— ver el gesto de sorpresa,
esos ojos que se abrieron y rió nerviosa,
rascando su nuca. Escuchó como sus
labios llenos de tinta color cereza pasión
dejaron escapar un suspiro, como si fuera uno aliviado, pero luego esos belfos se cerraron. Carraspeó.

—Pensé que ella era tu novia, como
siempre viene a estos eventos...

Estaba equivocada. Taeyeon notó como la mano de la mayor pidió de forma sutil lo mismo que ella al mesero, sacando unos billetes de su cartera. Se acercó más a la castaña, saltando de un banquito al otro, riendo. Ahí notó que aparte del martini, ya tenía otros tragos encima. Lo notó por sus mejillas sonrosadas, su risa que salía más.

Ella alzó sus hombros.

El cuerpo que siempre deseó tocar, el
cuerpo que ya estaba frente a ella usando un vestido rojo que hace una agradable justicia con su pelo, negro. Sus tacones que la hacían levemente más alta, hasta quedar a su altura, estaban en su mano izquierda mientras ahora tenía unos zapatos cómodos. Eso fue lo último que notó Taeyeon porque su vista, sólo estaba enfocada en el cuerpo de la mayor.

Una mujer tan joven, porque lo era, pero
no quería negar que ese cuerpo, mucha
gente joven lo desea, de dos formas. O
querían tener esa figura, o a la mujer en
la cama. Taeyeon se iba por la segunda.

Relamió sus labios, llevando el martini
seco a ellos, pero apenas sintió el amargo sabor, lo escupió. Se quejó en voz alta.

—¡¿Esto de verdad tiene ginebra?!— lo que hizo a Tiffany reír de nuevo, acercándose a ella, acariciando la copa
con su dedo índice. Taeyeon tragó saliva.

—¿Vas a querer la aceituna? La verdad
este trago a mi si me agrada, pero al
parecera la gente joven no tanto, o a la no tan experimentada— ¿Hirió a la castaña? Sí, demasiado. Gruñó mientras pedía una Coca Cola, haciendo reír a Tiffany de nuevo. Ahora la castaña la evitó, ganándose un quejido —oh, vamos, era broma, pequeña Taengoo...

—No soy pequeña, soy más alta que tú y... olvídalo— sí, la hirió de nuevo. Su lengua que viajó a su mejilla, haciendo la mano de la mayor viajar a su muslo.

—Era broma, Tae— se acercó más.

Estaba tan borracha después de otros dos martinis y 5 vasos de whiskey que pidió, que simplemente pudo contra Taeyeon. No quería dejarla ir con un uber por el estado en el que estaba y mucho menos un taxi, por lo que a rastras, la llevó a su carro.

Tiffany acarició su rostro, viéndola. Sólo entró al carro, obligando a la castaña a meterse entre sus piernas. Habló, arrastrando.

—Te conozco de-desde que tenías 16,
ahora con 23 eres toda una mujer, Tae,
cargando con tus brazos a una mujer
borracha y cuidándola de otros idiotas, tu mamá te crio bien..

—Señorita Hwang- — el rostro furioso
de la otra, que se suavizó al escuchar
lo siguiente —Tiffany, obvio que te
cuidaré, me enloquece el simple hecho
de pensar que alguien te haga daño—
de todos modos, lo iba a olvidar por las copas que tenía encima, Taeyeon suspiró
—me vuelve loca el hecho de pensar que
alguien te puede llegar a tocar, a besar,
porque yo quiero ser esa persona... pero
tú me ves como la pequeña Taengoo.

Una risita, y la mano que estaba a su costado se dirigió a su nuca, donde comenzó a acariciar.

—Se supone que debes salir con gente
de tu edad y no con mujeres de 31 años,
pero, ¿Sabes algo? Como te volvía loca el
hecho de que alguien me toque, a mí no
me gustaba verte con esa pequeña rubia,
eso fue desde hace 6 meses, por más raro que suene, ¡Me ponía celosa!, una mujer de 31 años celosa y deseosa que la hija de su mejor la mire de otra forma, me sentía horrible por el hecho de desde hace cuánto tiempo te conozco, me sentía Sam Taylor Wood.

—¿Cómo?

—Pero pensé, intenté no sentirme tan
mal, me intenté justificar pensando que
me comencé a sentir hace siete meses
de esta forma, pero de todos modos, es
enfermo— pensó que se iba a ocultar
y llorar por sentirse como un hombre
pervertido, pero lo que siguió, fue que
la pelinegra la jaló a ella, comenzando
a besarla de una forma fuerte, pero la
castaña se separó.

La vio fija.

—E-estás borracha.. por mientras te
llevaré a casa para que estés bien,
voltéate de lado izquierdo por si quieres vo-vomitar...

—Oh, Tae, por este tipo de cosas es
que no me siento tan mal, eres tan, buena— una sonrisa por la castaña que se acercó a besar su frente sin querer rozar su pelvis contra la otra.

Porque en cuanto se sentó en el asiento
del piloto, vio el bulto que comenzó a
sobresalir en su vestido. Era normal, ¿No? Para ella no, desde los 17 no se ponía dura sólo por la culpa de pensar en hacer algo con Tiffany porque estaba ocupada en otras cosas.

Pero esa noche, a las 3 de la madrugada,
Taeyeon llevó su mano a ese bulto y comenzó a generarse placer a si misma,
sólo ella y su mano. Sintió una lágrima
imaginaria bajar por su mejilla mientras
negaba, viendo su mano llena de su
líquido pegajoso y blanco.

Gruñó.

—Dios, Tiffany, me haces sentir de 17
masturbándome en mi cuarto por sólo
pensar en ti cuando no lo hacía hace años porque estaba ocupada entre las piernas de alguien más..

Y se sintió estúpida por decir eso en voz
alta.

Volvió a gruñir, impiando su mano.

Maldita sea.

Maldita sea

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𝗠𝗢𝗠𝗠𝗬'𝗦 𝗕𝗘𝗦𝗧 𝗙𝗥𝗜𝗘𝗡𝗗 | TAENYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora