*ੈ✩‧₊˚🅄🄽 🄼🅄🄽🄳🄾 🄲🄾🄽 ¿¡🄷Í🄱🅁🄸🄳🄾🅂!?....*☆@ ☆*'

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Quackity, el hibrido de pato, hermano mayor de Duxo. Había vivido muchas relación amorosas a lo largo de su vida, no tenía mucha esperanza para otra y no quería ilusionarse.

El hecho de sentir cosas por cierto castaño con el que se juntaba no el era extraño, aunque ciertamente no se confesará.

Quería mantener su amistad y no arruinarla con ese tipo de cosas,se encontraba con él, sentados en el mismo banco.

Ambos en cuarto año de secundaria a diferencia de los años menores, no habían mucho humanos ni muchos híbridos, pues pocos eran los que revelarán el hecho el ser híbridos.

Y bueno, él era uno de los pocos, que raro ¿no?.

El híbrido de pato se recostó en la silla mientras escuchaba a la profesora explicar, aunque no estuvieran muy lejos de la época de calor apenas se notaba.

Agradecía esto por el echo de que gustarle o no, seguía siendo un híbrido de pato y esto tiene mucho que ver de forma biológica, ya que él calor lo marea mucho o bueno, si es extremo.

Como siempre... Los híbridos son diferentes entre ellos, por lo tanto tienen diferentes problemas por el calor.

Punto y aparte, el pelinegro dio un pequeño bostezo, esta clase si que era aburrida.

Pasaron unos treinta minutos hasta que la profesora se terminará de explicar, entendió perfectamente lo que dijo la profesora, aunque, posteriormente, al ver los ejercicios no entendió muy bien cómo hacerlo.

Gira su cabeza y mira hacía su compañero, en silencio, aunque primeros copia lo del pizarrón para luego susurrarle...

–¿Entendiste, Luzu? Osea... Yo entendí pero no se como hacerlo...‐Preguntó el pelinegro, con una sonrisa nerviosa, pues casi siempre le preguntaba a su compañero si sabía, este al escuchar eso no se molesto en explicarle el tema para que entendiera mejor.

Pasó el rato y finalmente entendió, siendo que se puso a resolver las actividades, las cuales ya había entendido gracias a la ayuda de su compañero.

–Muchas gracias, Luzu...-Agradeció con una pequeña sonrisa de par a par, sin percatarse su cola de pato se movía rápidamente, con la emoción del momento.

Aunque el castaño prefirió no opinar al respecto y hacer las actividades, le parecía tierno el pelinegro.