CAPÍTULO 4

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No jodas.

No jodas.

No jodas no jodas no jodas no jodas no jodas.

Mierda.

El cerebro de Rowan amenazó con apagarse cuando lo tuvo erguido frente a él. Con una sonrisa amable en su rostro y su cabello viéndose, ahora que no estaba bajo los reflectores, de un tono más grisáceo, incluso plateado.

Sin maquillaje su rostro ya no poseía esa sensualidad que captó su atención, pero la travesura de sus ojos estaba intacta.

Pudo ver que el famoso pez dorado era incluso un poco más alto que él, sacándole un par de centímetros que lo forzaron a mirar hacia arriba. La perforación en el lóbulo de su oreja izquierda captó su atención, el brillo de aquel pendiente eclipsando su mirada nublada por el alcohol y las lágrimas de vergüenza que deseaba enterrar en el fondo de su cabeza y nunca derramar.

Y sus ojos, no eran mieles como creyó. Ahora bajo las luces amarillentas del baño del club, y viéndolo tan de cerca como lo hacía Rowan pudo ver su apariencia real, la apariencia real de esos ojos verde claro que lo miraban a él.

El cabello revuelto y ondulado le daba una imagen salvaje y rebelde que realmente distaba muchísimo de su primera impresión sobre él.

Su piel bronceada era cubierta por una camiseta sin mangas que dejaba ver por las aperturas de los costados las costillas del chico y parte de su abdomen marcado. Acaso no tenía frío? Pensó, aunque ciertamente el interior del club era en verdad caluroso.

Pero el exterior no lo era, estaban entrado el invierno y ese chico vestía una simple camiseta con un short que le llegaba hasta las rodillas, con unas sandalias calzando sus pies.

Escuchó el sonido del agua corriendo y lo vio regresar a él con sus manos mojadas.

__Hey_ chasqueó sus dedos frente al rostro de Rowan buscando que el pelinegro enfocara la mirada y viera en su dirección __No piensas lavarte las manos?_ agarrándolo con no mucha suavidad del antebrazo lo guió hacia el lavamanos__No es por ser finolis ni nada pero al final si te agarraste la polla, y esa pared está asquerosa. Si yo fuera tú, no me arriesgaría a tocarme sin querer _ agarrando las muñecas de Rowan colocó sus manos bajo el agua del grifo.

Algo no estaba bien. Su estómago estaba cerrado en un nudo apretado y su corazón latía tan rápido que el sonido de cada latido aturdía sus sentidos.

Se sentía tan avergonzado, humillado y traicionado, esta última sin razón racional.

Entonces la puerta se abrió y la risa de Max inundó sus oídos.

__Qué ocurre? Qué haces aquí Lucian Carter? Se supone que es tu día libre _ gruñó Max visiblemente molesto por la presencia del pez dorado, cuyo nombre ahora sabía.

__Oh, cierto. Solo vine a decirte que no podré participar en el acto de mañana. Tengo algo urgente que atender _ Lucian habló, su voz sonando más gruesa de lo que Rowan se hubiera imaginado luego de la primera vez que lo vio.

__Hablas en serio? Joder sabes que cuando no estás no tenemos mucha audiencia. A esos viejos pervertidos les fascina ver al delicado pez dorado en su tanque _ sus palabras finales brotaron con un deje de burla haciendo bufar al peli gris con notable fastidio.

__Haré realidad tu fantasía y trabajaré el resto de la semana. Pero mañana no puedo _ concluyó tal y como si fuera él el jefe y no Max Anderson.

__De acuerdo, entonces me encargaré de explotarte como es debido por lo que queda de semana _ dijo Max luego de un suspiro cansado __Y qué hay de ti? Te dejo un segundo y ya estás así? Rowan estás bien?_ sus palabras llamaron la atención del nombrado, sus ojos nublados se alzaron para mirarlo a través del reflejo en el espejo __Cómo es que te ves más borracho que hace un rato?_ indagó acercándose al pelinegro un par de pasos.

Pisces/BL/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora