One-shot Bellamione

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Hermione no había esperado con impaciencia la larguísima serie de juicios que siguieron a la caída de Voldemort. No es que le faltara sentido de la justicia. Pero la guerra había sido complicada y, cuando por fin terminó, cayó en la cuenta de que acababa de presenciar una guerra civil. Era más complejo que un gran bien luchando contra un gran mal. En la guerra nada estaba tan claro.

Sabía que, para que hubiera paz y reconciliación, había que atar algunos cabos sueltos. Así que aceptó de buen grado su lugar en la serie de juicios, como era su deber cívico. Minerva tuvo la amabilidad de permitirle continuar con sus estudios durante las tardes y el poco tiempo libre que le proporcionaban. Al menos no perdería otro año de tiempo.

El juicio de Bellatrix Black (su marido, por desgracia, no sobrevivió) era el que menos esperaba. Hasta ese juicio, Hermione había desempeñado un papel bastante pequeño. Algunas veces había confirmado el testimonio o la ubicación de otros. Pero esta vez, sabía que sería inevitablemente central.Pocas de las víctimas de la bruja oscura eran capaces de testificar, lo que la hacía sentirse aún más obligada.

Hermione hizo todo lo posible para templar los nervios mientras la bruja entraba en la sala. Sabía que ya no se parecería a los carteles de "se busca". Azkaban estaba más que dañado y la mayoría de los prisioneros eran mantenidos bajo un elaborado esquema de confinamiento domiciliario. A Bellatrix la mantenían con Narcissa en casa de su hermana, Andromeda Tonks. Por lo que Hermione había oído, las dos habían sido increíblemente aburridas. Narcissa se había dedicado felizmente a ayudar a cuidar a Teddy. Bellatrix había estado jugueteando con objetos muggles, ya que no tenía varita mágica. En retrospectiva, Hermione vería esto como la primera señal de que las cosas no eran lo que parecían.

Bellatrix entró regiamente en la sala. Hermione quedó impresionada por su belleza. Esta mujer parecía infinitamente más saludable que la última vez que la había visto. De hecho, si Hermione no hubiera sabido que era Bellatrix, podría haber pensado que era Andrómeda. La mirada salvaje había desaparecido de sus ojos. Su postura era controlada, incluso relajada. Parecía estar en paz de un modo que Hermione no habría creído capaz de hacer a la bruja oscura.

Hermione estaba haciendo sus ejercicios de respiración profunda cuando los miembros del Wizagamot llenaron la sala. Kingsley fue el último en entrar. Había algo raro, pero Hermione no sabía qué era. Tenía la varita bien sujeta en la palma de la mano y estaba preparada para saltar en cualquier momento. Hizo una larga pausa antes de levantar la varita hacia su garganta.

"Brujas y Magos del Wizagamot, damas y caballeros. Estamos hoy aquí para reconocer públicamente el trabajo de Bellatrix Black en nombre del Ministerio de Magia como Innombrable durante los últimos 30 años. Sus engaños y acciones durante la guerra fueron sacrificios hechos por un bien mayor. Aunque yo, como Ministro de Magia, comprendo que esto sea difícil de creer para muchos de ustedes, sería poco sincero por parte del Ministerio castigar a uno de nuestros agentes más valiosos por su servicio." Hizo una pausa para mirar específicamente a Bellatrix. "Bellatrix Black, quedas perdonada de todas las acciones que realizaste al servicio del Ministerio. Te agradecemos tu dedicación".

Hermione observó incrédula cómo un auror le devolvía la varita torcida que una vez había utilizado para acceder a la cámara acorazada de la bruja. Pero lo que hizo que la cabeza de Hermione diera vueltas fue que el resto de la sala no reaccionaba como si la noticia fuera inusual. Vio a Harry y Ron sentados entre sus compañeros aurores. Como Kingsley había pasado al siguiente tema, también lo había hecho su atención.

La única otra persona en toda la sala que parecía darse cuenta de su angustia era la propia Bellatrix. Después de que la atención se desviara de Bellatrix, unos ojos oscuros encontraron casi inmediatamente a la joven bruja.