#3 Primer partido

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Me encontraba caminando a casa después de la escuela, observando el paisaje de Minneapolis, a lo lejos divise una camioneta negra acercándose, la reconocí al instante

— oye, Veronica— hablo Bombay— ¿qué me dices de Fulton Reed?

—va en mi clase de Literatura— recordé las veces que había hablado con él— es un tanto... rockero.

—bueno, le enseñaré a patinar. Lo quiero en el equipo— me avisó— dile a los demás que los quiero con sus patines de ruedas en la plaza mañana

—¿de ruedas?— pregunté— no tengo patines de ruedas

—¿ah no?— se quitó los lentes de sol, aunque no había ni un rayo— no importa, ven mañana.

—ok— respondí

Me hizo una seña para subir a la limusina.

—te llevaré a casa— dijo cerrando la puerta.

[...]

Al día siguiente me reuní con todo el equipo en la plaza, esperando a que Bombay llegara me acerqué a Charlie.

— ¿han mejorado mucho en esta última semana verdad Charlie?— dije sentándome junto a él.

—creo que...— meditó su respuesta— Bombay está haciendo un gran trabajo entrenando.

—si, parece que ahora si tenemos potencial

—me alegra que estés en el equipo Verónica— me miró sonriente— siempre has patinado mejor que nosotros.

Me ruboricé por su comentario y le di las gracias, después de eso no pude moverme de su lugar hasta que Bombay llegó con una bolsa de compras en la mano.

—Veronica acércate— me llamó— tengo el placer de entregarte tus primeros patines de ruedas.

Hizo una graciosa reverencia y me entregó la bolsa, adentro estaban unos patines púrpuras exactamente de mi talla. No se si era un bonito gesto que me cegaba o genuinamente eran hermosos.

—gracias. No debiste— me ruboricé por segunda vez en el día. — son muy lindos

—me alegra que te gusten. Pontelos — indicó poniéndose los suyos también

Una vez todos nos pusimos los patines, los protectores y el casco salimos disparados en formación por toda la plaza. Nos atravesamos por donde pudimos y fue divertido ver la cara de sorpresa de las personas cuando nos veían acercarnos patinando a toda velocidad.

Fulton Reed iba atrás de todos escoltado por Bombay que le enseñaba a patinar.

[...]

Llegamos a la pista de hockey a eso de las 4 pm, nos reunimos en los vestidores donde Bombay quería hacer un anuncio importante.

—¿los Ducks?— preguntó Germaine— a que pobre tonto se le ocurrió eso

Todos nos burlamos, sí que parecía ridículo.

—pues a mi— admitió el entrenador— pero no había de otra, por nuestros patrocinadores.

— ¿Donald y Daisy?— pregunté con burla a lo que todos rieron.

—¿no quieren ser Ducks?— inquirió Bombay desafiante— ¿prefieren ser el distrito 5 o un aburrido número? Los patos son las criaturas más nobles del reino animal

—no dan miedo— se quejaron.

—los que juegan tampoco— declaró el adulto que prosiguió con un discurso que terminó de convencerme cuando se quitó el saco dejando al descubierto su jersey.— yo estoy orgulloso ¿quien es un Duck?

—yo quiero— se levantó Reed primero.

—no veo porque no— me animé y fui a recoger mi jersey

Dentro de unos segundos todos se levantaron a buscar su jersey emocionados.

Pierce

#10

[...]

Me preparaba para mi primer juego de hockey, los vestidores estaban ocupados y todos tenian la misma expresión nerviosa aunque a la vez determinada que yo. Me puse los protectores uno a uno repasando la jugada. Seguí con los patines mientras me concentraba en no olvidar nada. Por último me ocupé del jersey con mi nombre, me sentí parte de algo importante cuando me lo puse.

En el calentamiento Bombay nos pidió jugar con un balón de americano, de esa manera nos imaginamos a nosotros mismos como un mariscal de campo en pleno juego cuando nos pasaban el puck.

Luego de unos minutos me acerqué a las gradas, donde estaba mi madre saludándome, me deseo buena suerte y después fui donde estaban todos reunidos.

—es momento— dijo Bombay con una mano en mi hombro y esa mirada divertida que lo caracterizaba. Era uno completamente diferente al que conocí hace apenas unas semanas.—demuestra lo que puedes hacer.

—escuchen— llamo Bombay a una círculo — olviden el pasado. Esos juegos perdidos, fue el distrito 5. Ahora somos Ducks y ellos nunca han perdido.

—cierto— dieron la razón felices

—Quack— empecé a graznar divertida y pronto todos se nos unieron hasta formar una porra.

—quack, quack— grito el entrenador— vamos Ducks

Cuando sonó el silbato me acomode en mi posición ala izquierda.

Para el segundo periodo íbamos perdiendo 2-0

Cuando Germaine me paso el puck me posicioné de lado y recé con todo lo que tenía para que entrara.

¡Lo hizo!

Salté en el hielo, me dirigí a donde mis compañeros, todos se reunieron alrededor de mí y festejamos. Era mi primer gol oficial.

Nunca lo olvidaría.

2-1

Al final empatamos 2-2, pero festejamos como si hubiéramos ganado 9-0

La Magia del HockeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora