4. «Vecino»

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Hailey

Dejo salir un gemido cuando he sentido mi lengua arder, pues acabo de quemarme con el té de hiervas que había preparado.

He pasado toda una semana fuera de la oficina, pues había caído tan enferma debido a un virus que es cuando realmente puedo estar de pie sin sentir que me desmayaré. Todavía quedan rastros, pero sin duda me encuentro mucho mejor.

Me había terminado quemando la lengua porque justo en ese momento tenía mi mente llena de pensamientos sobre Lucas Summer.

Lucas Summer.

Dejo descansar la taza humeante sobre la encimera. Ese niño fue capaz de ir a meterse a mi editorial, bueno, básicamente es la editorial de mi madre, pero el punto es que buscó trabajo allí y lo hizo... por mí.

Sigue deseándome, aun cuando pasó tanto tiempo desde que compartimos aquel beso que me obligó a salir corriendo de Palmer, pues con honestidad, estaba gustándome demasiado un chico de apenas dieciséis años. Además del hecho de que podría terminar en la cárcel por seducción a menores, aun cuando en realidad había sido él quien hizo todo para seducirme -tiene buenos dotes de conquistador-, no era cualquier chico sino que era el hermano de Luna.

Durante los últimos años usé a muchos chicos, por decirlo de alguna manera, aunque siempre les aclaré que no podía entregarles mi corazón, después de todo, hacia un tiempo que alguien me lo arrancó del pecho y lo tiró, destrozándolo en tantos pedazos que no fui capaz nunca de volver a recoger esos pedazos y reconstruirlo, claro que tampoco lo intenté demasiado, pues lo que menos deseo es volver a caer en ese vicio del amor que te hace perder el sentido, el punto es que no podía usar a Lucas Summer de la misma manera, por ser el hermano de mi amiga y porque todavía seguía siendo un niño.

Oigo el timbre.

Debe ser Hannah, pienso, pues durante los últimos días prácticamente se mudó en mi apartamento para cuidar de mí. Por ello es la mejor hermana gemela del mundo.

Su embarazo, el cual Rees recibió tal y como lo supuse, bien, la tiene más alegre de lo que esperé teniendo en cuenta lo histérica que se puso el día que se enteró. La idea de ser mamá la tiene tan contenta que ya ha empezado a comprar cosillas de bebé. Sí, bueno, así de loca y feliz está.

Había cedido a Hannah una llave de mi apartamento, sin embargo, mi gemela suele ser muy olvidadiza, así que no dudo que la hubiera olvidado en alguna parte y por ello toca.

Cuando abro la puerta esperando ver a mi doble, me encuentro con tres rostros y uno de ellos es el chico que me hace recordar que me quemé la lengua pensándole, misma que todavía me arde.

-Hola, Hailey -saluda Luna con una sonrisa que se me antoja forzada.

-Hola, Luna, hola Alejandro. -Observo al hermano menor de mi mejor amiga-. Hola, Lucas -el chico traga duro, regalándome un asentimiento.

- ¿Cómo sigues, Hailey? -me pregunta Alejandro, quien rodea los hombros de su novia. Por lo general es así, nunca puede mantener los ojos y muchísimo menos las manos lejos de su chica.

Luna actúa de la misma manera con él. Ambos son un poco posesivos consigo mismos y los entiendo, están enamorados hasta la medula, y aunque me haya ido como la mierda la primera vez que sentí amor, creo en las personas que se aman y que no todos terminan rompiéndote el corazón; aunque de todas maneras no me interesa volver a sentirlo, gracias. Luna y Alejandro son la típica pareja que se conocen como el uno para el otro y sé que jamás serían capaces de romperse a sí mismos. Soy algo así como la madrina de su relación, pues fui quien empujó a ese chico grandote a dejar de tener miedo y confesarle a la chica a la cual ama desde los ocho años lo que sentía en lugar de callárselo y seguir lastimándose mutuamente.

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⏰ Última actualización: Aug 17 ⏰

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