Malentendido.

37 4 0
                                    

El sol apenas se empezaba a levantar por el horizonte y un panda rojo lo contemplaba con una taza de té en su mano. No había un solo día en que no lo hiciera a esa misma hora. Pero pronto sus orejas se movieron al captar las ondas de algo que se acercaba.

El Maestro suspiró y cerró los ojos hasta que oyó que alguien entró corriendo y abrió las puertas del Salón de los Héroes de golpe. "Aquí vamos..."

Mono se le acercó, se tomó una pausa para recuperar el aire por unos segundos y le dijo "¡Maestro, lo necesitamos en el Salón de Entrenamiento!"

Shifu bebió lo que quedaba en la taza y miró a su estudiante a los ojos. "¿Por ellos dos?" Mono asintió y vio como su Maestro se tomaba de la cabeza por la respuesta. "Voy a ponerle fin. Entra tú primero y dile al resto que los distraigan."

"Lo haré. Pero... ¿Cómo hará eso usted, Maestro?"

"Ya lo verán."

...

"Vamos. Levántate."

Po estaba en el suelo, casi perdió el conocimiento por el golpe que no pudo bloquear de su contrincante en el entrenamiento y a duras penas logró reincorporarse.

Shifu los dejó entrenar sin su supervisión y cada uno decidió combatir a alguien distinto. Grulla eligió a Mono. Víbora a Mantis. Y Tigresa a Po. Todo había iniciado como de costumbre, pero el resto de los Cinco notaron que su líder tenía una mirada asesina clavada en el panda. Y en medio del combate, le propinó un golpe directo al pecho con todas sus fuerzas.

Todos voltearon a ver la escena. Grulla le susurró algo a Mono y este asintió para irse del Salón a toda velocidad.

"Ponte en guardia."

Víbora y Mantis se vieron extrañados entre sí antes de regresar la mirada a Po, quien acató la orden de la felina una vez más.

Entre jadeos Po le dijo "No te vas a sentir mejor."

Ella cerró los ojos y asintió. Volvió a abrirlos y le contestó "Quizás no, pero solo estoy calentando."

Al finalizar la frase, otro puño lleno de furia casi lo logra sorprender. Po lo esquivó por los pelos, pero al ver que se trataba del inicio de una ráfaga, no le quedó más que tratar de bloquear todos y cada uno de los golpes con sus brazos. Medio minuto pasó y la ráfaga perdía intensidad, pero los brazos dejaron de responderle.

"Si sigues así, esto acabará rápido."

El comentario le dio risa y con una sonrisa le dijo "Esa es la idea."

Con su respuesta, la felina recuperó fuerzas para volver a darle intensidad a la ráfaga y cada golpe sacudía más y más al panda. Hasta que sus brazos cayeron y no pudo protegerse más. Ella lo aprovechó para sentar al panda de una patada al cuerpo. Po cerró los ojos y no opuso más resistencia. Y justo cuando le iban a asestar el golpe de gracia, el puño de su contrincante fue desviado por las tenazas de Mantis.

"¿Qué haces?"

"Fue suficiente. Estabas peleando sola. Y deberíamos pensar un poco más en la gente de la enfermería antes de mandar a alguien para allá sin sentido." Mantis no retrocedió, se quedó en medio de ambos y la encaró por unos instantes.

"Tienes algo de razón, pero el combate tiene que terminar." Tigresa no le quitó la mirada de encima al panda casi desvanecido que se encontraba sentado en el suelo y cerró el puño nuevamente en busca de arremeter una última vez. Po volvió esperar por el final con los ojos cerrados, pero el puño de Tigresa fue interrumpido otra vez.

Malentendido | Kung Fu PandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora